"Quien habla de suicidio está pidiendo ayuda"

Barcelona

Una trágica noticia ocurrida la tarde del domingo ha vuelto a poner sobre la mesa la peligrosidad de las vías del tren. Un adolescente de 13 años sufrió la amputación de las dos piernas tras subirse entre los acoples de los vagones. Rocío Ramos-Paul afirma que esto responde al riesgo que atrae a los jóvenes.

El consejero delegado del metro de Madrid, Borja Carabante ha informado de que han abierto un expediente informativo “para conocer si los protocolos de actuación ante un accidente de esta gravedad funcionaron correctamente”. El consejero delegado advertía de que se trata de un caso puntual, pero que sí se alerta de la prohibición de subirse a los acoples por la peligrosidad que supone.

Desde el Metro de Madrid van a intensificar la comunicación en los propios trenes sobre la prohibición de viajar de determinada manera, además de “llevar a cabo una actuación en las redes sociales dirigida a los jóvenes para poner de manifiesto la inseguridad y el peligro” de realizar esas actuaciones. A pesar de haber recibido peticiones de cerrar las puertas que dan acceso a dichos acoples, no pueden cerrarse porque “es la zona de evacuación ante una emergencia de los trenes”. Y sobre todo se trata de concienciar de que “no se trata de un juego, sino de jugar con la propia vida”, como trasmitía Carabante.

Sin embargo, este suceso se trata de aparentes juegos entre los más jóvenes, pero la realidad se tuerce más dura al saber que en las vías de trenes no sólo ocurren accidentes sino que existen numerosas prácticas de suicidio. Mónica Peinado, de Radio Barcelona, ha recogido los datos de este hecho que reflejan a 80 personas, sólo en Cataluña, que se precipitan a las vías voluntariamente para suicidarse.

Ante esto, desde el Metro de Barcelona además de instruir a los empleados para afrontar y prevenir este tipo de situaciones, también están intentando transmitir a los pasajeros qué poder hacer si detecta a “una persona que se acerca peligrosamente a la vía, que duda o está llorosa”, hay que dirigirse al botón del andén y presionarlo para avisar a los empleados que pueden parar el tráfico de trenes, y ver por las cámaras qué está ocurriendo.

Para conocer un poco mejor el suicidio que todavía sigue siendo un tema tabú, hemos contado con la colaboración de la psicóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona, directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos, Ingeborg Porcar. “Hay que hablarlo, pero las precauciones son correctas, hay que hacerlo de forma adecuada”, iniciaba así la psicóloga. Aunque es conocido que si se habla del suicidio hay riesgo de que haya efecto contagio, se ha confirmado que “es superior el beneficio de hablar del suicidio, de qué podemos hacer para evitarlo y concienciarnos del riesgo”, comentaba la experta.

Aunque no se tengan respuestas exactas sobre por qué el metro suele ser el elegido para el suicidio, Porcar afirmaba que hay dos tipos de perfil, “el que lo hace movido por el impulso, y el que medita muy concienzudamente en un plan de semanas y meses”, llegando incluso a tomar precauciones para que no sea descubierto.

Retomando la cuestión de si hablar o no del suicidio ayuda a evitarlo, la psicóloga ha especificado que no por hablarlo significa que no se hará. “Quien habla del suicidio, está pidiendo ayuda y está expresando un malestar y una desesperación”, y lo correcto es animarle a buscar ayuda. Los medios pueden ser desde médicos de familia hasta expertos en salud mental. Y ante todo, no valorar si va o no va en serio porque eso no es competencia del familiar o amigo.

Específicamente en los suicidios ocurridos en las vías de tren, la otra cara de la tragedia está protagonizada por los maquinistas. Estos trabajadores se enfrentan a una situación tan dura que puede incluso impedir que vuelvan a ejercer su profesión, por ello es importante atender psicológicamente también a estas personas.