Ante mis ojos
Ha sido ante mis ojos, en el autobús, con una rapidez de segundos que, sin embargo, ha parecido durar mucho tiempo y que sigue repitiéndose ante mí

Historias a media mañana con Espido Freire (30/05/2017) - Ante mis ojos
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Madrid
Ha sido ante mis ojos, en el autobús, con una rapidez de segundos que, sin embargo, ha parecido durar mucho tiempo y que sigue repitiéndose ante mí. Primera hora, hora punta, la llaman, todos apretados y ligeramente incómodos, porque no nos aproximamos así a desconocidos salvo en la euforia de las fiestas, en las que nos importa menos.
Ha pasado ante el hospital, y tres mujeres han subido por la parte trasera, aunque otras tantas se quedaron en la parada, a la espera del siguiente bus. Algo me he olido, y me he palpado el bolso, la cremallera, el asa casi bajo mi chaqueta. Entonces, un juego de manos, un movimiento de cuerpo, la siguiente parada. Dos han bajado y han comenzado a correr. A otra la han aferrado por el abrigo, se ha desembarazado de él con un gesto ensayado como un paso de baile y ha desaparecido. En el bolsillo del abrigo, tres carteras, ninguna del autobús. Se han llevado un bolso y dos carteras. El conductor, molesto, ha comenzado a gritar a la nada, dos chicas hipaban nerviosas hasta que han logrado llorar. Las víctimas, atónitas, entendían que ya no tenían carnets, ni dinero, ni la última copia de la foto de sus hijos de bebés. El resto hemos disimulado la incomodidad, buscando, con rapidez de segundos, un culpable: la compañía de autobuses, los delicuentes, los asaltados, demasiado ingenuos y poco previsores. No he sido yo, me he librado. No es mi problema, mejor olvidarlo, el día sigue y yo debo alejar el miedo.




