Joseph Fiennes: "La serie es un aviso sobre la fragilidad de la democracia"
El actor británico, que interpreta al comandante Waterford en 'El cuento de la criada', reflexiona sobre los efectos corrosivos del poder, el auge de discursos fascistas y el fundamentalismo religioso. Y no tiene dudas, esta es una historia feminista
Resumen de la entrevista a Joseph Fiennes / EDICIÓN: ROBERTO CUADRADO Y PABLO PALACIOS
Madrid
Imaginen un golpe de Estado en la democracia más poderosa del mundo. EEUU pasa a ser una teocracia. Sin Constitución, sin Congreso y sin libertad, se instaura una dictadura que recupera el puritanismo de siglos anteriores donde la mujer es anulada y despojada de cualquier derecho. No pueden trabajar, no disponen de su dinero y son reclutadas según su fertilidad. Bienvenidos a la República de Gilead.
TELEVISIÓN | El final de 'The Leftovers' y el aviso de Joseph Fiennes
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Hace 33 años, la escritora canadiense Margaret Atwood empezó a escribir esta distopía, 'El cuento de la criada' en su traducción al castellano. Adaptada sin éxito al cine o la ópera, la historia encuentra ahora en la televisión su acomodo perfecto. El tiempo para perfilar esa sociedad imaginaria en la que las mujeres son sometidas y catalogadas como ganado ante los problemas de natalidad por la depravación moral y los avances científicos. Elisabeth Moss, la Peggy Olson de ‘Mad Men’, encabeza un reparto en el que Joseph Fiennes interpreta al comandante Fred Waterford, uno de los señores de ese régimen patriarcal que viola cada mes a sus criadas y se asienta en el fundamentalismo religioso. Elegante y comedido, al actor británico (Salisbury, 1970) le cuesta sonreír, mide cada palabra y habla casi susurrando. Tiene dotes de analista político, no titubea cuando 'se moja' y dibuja un presente casi tan aterrador como el de la serie. Repite una consigna: no te duermas, protege la democracia
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¿Habías leído la novela de Margaret Atwood antes de conseguir el papel? ¿Cómo fue tu primer contacto con el libro?
Leí la novela antes de aceptar el papel. Quería estar a bordo por Bruce Miller, es un guionista maravilloso y los dos guiones, el primero y el segundo que había leído, eran realmente atractivos. También porque estaba Elisabeth Moss y Reed Morano, una actriz y una directora extraordinarias. Pero el personaje estaba apenas dibujado en los dos primeros episodios y tenía muchas preguntas. Fui directo al libro, me pareció tan fascinante… Había escuchado que Margaret Atwood era una extraordinaria escritora, y estaba avergonzado de decir que era la primera vez que leía uno de sus libros. Me pareció emocionante, intenso y salvajemente inteligente, y me uní bastante rápido después de leerlo.
Es una distopía escrita en los años 80 pero muy actual, por ejemplo, los vientres de alquiler o la persecución de homosexuales. Presenta una realidad aterradora, ¿funciona como un mensaje de advertencia?
Sin duda. Esto es una advertencia. Aunque Margaret Atwood se dijo a sí misma que esto era ficción especulativa, todo lo que está en el libro ha pasado, está sucediendo en nuestro tiempo. Y ya no es solo la administración Trump. Hay muchas cuestiones que trazan paralelismos, por ejemplo, cuál es la diferencia entre la financiación de la planificación familiar y la falta de derechos de las mujeres sobre la autonomía de su cuerpo, las pro vida frente a la libre elección. Pero si miras alrededor del mundo, ves las presuntas torturas, secuestros y abusos a la comunidad gay en Chechenia. Ves el secuestro y la violación de 200 niñas por Boko Haram y la teocracia en la que ellos creen. Me encantaría decir que el libro de Margaret Atwood y la serie son ficción, pero creo que estás dormido si no piensas que hay enormes paralelismos que trazar en nuestro mundo hoy.
La serie conecta con la realidad política actual, con líderes como Trump y Le Pen que triunfan con discursos de odio y exclusión. A eso se une el fanatismo religioso ¿Estamos viviendo un retroceso?
Tenemos que recordar, y muchos de nosotros -otra generación posiblemente- lo hagamos, cómo de frágil es la democracia y cómo tienes que protegerla con tu vida y no dormirte. Cuando miras lo que se cuenta en los flashback de ‘El cuento de la criada’ y el mundo que había antes, de repente ves a la protagonista y en un momento la opresión puede llegar y cambiarlo todo en una noche. Congelan sus cuentas bancarias y le quitan su voz y voto. Pienso que es un cuento inquietante sobre la defensa de la democracia, sobre llegar al punto de comprender cómo de nueva y frágil es. No puedes dormirte y solo decir: sí, tengo mi voto, mi voz, y ahora todas las tecnologías que necesito en mi vida. La opresión vive con nosotros, justo a nuestro lado, convive irónicamente al lado de la libertad y la democracia.
Por eso creo que esto es un aviso sobre ser tenaz, saber decir no, y abrir los ojos ante este tipo de fundamentalismo que estamos viendo. Yo vivo en un país, Gran Bretaña, que no quiere ser parte de la Unión Europea, lo que me parece muy triste y molesto. Es un movimiento a la derecha, como hemos visto todos con Marine Le Pen, que dio un enorme salto en las encuestas e incluso con Trump, llegando a pensar que es el candidato más fuerte. Tenemos que estar despiertos para defender nuestros derechos y para proteger nuestras democracias, libertades e igualdades.
Ha habido cierto debate sobre si la serie es feminista. Has comentado en alguna ocasión que muestra lo que pasa cuando los hombres tienen demasiado poder ¿es feminista, sí o no?
Esta es, sin duda, una de las grandes novelas feministas, ahora adaptada a la televisión. No hay dudas ni debates. Necesitamos más narraciones como ésta hasta llegar a una igualdad absoluta entre sexos, y necesitamos explorar y examinar este tema y que esté dentro de las conversaciones.
Te hemos escuchado decir que la serie te ha dado un nuevo sentido de responsabilidad, ¿qué papel deben jugar los hombres en el camino a esa igualdad?
Vengo de un punto de vista muy privilegiado como un hombre joven que siempre ha tenido todo a sus pies, y me pregunto a veces si hubiera tenido las mismas oportunidades si hubiera nacido mujer. Aún hay mucho que avanzar para entender de una vez esos condicionantes y la vía libre que tenemos nosotros por el hecho de ser hombres. Por eso me encanta que el 90% del ‘El cuento de la criada’ esté dirigida por mujeres y sé que la producción quería contar con el mayor número posible, pero hay tan pocas directoras que era muy difícil conseguir, fuera de un cierto estándar, mujeres para dirigirla.
El personaje que interpretas, el Comandante Fred Waterford, está más desarrollado en guion de la serie que en el libro ¿Has podido llegar a entender en cierta manera las motivaciones que le llevan a actuar así?
En el mundo de Gilead presenciamos el enorme declive de las tasas de natalidad y una gran decadencia moral a los ojos de Fred Waterford. El planeta, la ecología del planeta, está intoxicado. Así que creo que los arquitectos de Gilead, y Fred Waterford es posiblemente uno de ellos, quieren restaurar la brújula moral y hacer crecer los nacimientos de nuevo. Por lo que siempre hay una idea de cuidar y entiende que este va a ser un proceso doloroso y que va a haber muchos sacrificios. Creo que esto es lo difícil de ver, porque él no es malo sin más, sino que es un personaje totalmente redondeado, intelectual y complejo, y entiende los sacrificios que hay que poner en marcha con el fin de fundar este régimen patriarcal totalitario y conseguir el orden moral de vuelta para aumentar la natalidad y acabar con la toxicidad en la atmósfera. Él es peligroso en ese sentido.
Debajo de la virtud de intentar ayudar a la comunidad está el fundamentalismo y esto es lo que esta historia muestra, los peligros del fundamentalismo, los peligros del poder y los efectos corrosivos del poder. Lo vemos todo el tiempo en los periódicos, conocemos a mucha gente que se siente intocable, sobre todo en la política, y luego de repente están inmersos en escándalos de corrupción. Yo creo que es un examen de la forma en que la gente llega de forma repentina a grandes posiciones de poder y autoridad y de cómo desconectan de la realidad humana, y creo que Fred es uno de ellos.
Una de las escenas más duras de la series es la llamada ‘ceremonia’, donde practicas sexo con la criada bajo la atenta mirada de tu esposa ¿Cómo ha sido la química que crece con Elisabeth Moss?
Antes de nada, yo no podría sentarme aquí sin Elisabeth Moss, es una actriz fenomenal y su papel es brillante. Le da a Offred una emoción y una profundidad asombrosa. Es una heroína, una fuente de inspiración, y estoy muy feliz de formar parte del proyecto con ella.
La escena de la ceremonia es más que una violación, es una violación cultural. Gilead ha introducido la cultura de la violación con el pretexto de unas escrituras, porque es una teocracia. Es brutal. No creo que al principio de la ceremonia nadie, ni Fred, ni su esposa, ni por supuesto Offred, quieran estar allí, pero uno de los grandes asuntos que subyace son los bebés y la fertilidad. También lo que supone el contacto humano de esa brutal violación. Creo que la evolución es que Fred comienza a sentir algo que no tiene en su matrimonio, ese contacto humano. Es interesante que la persona más poderosa en la ceremonia es la que está en el estado más bajo en Gilead, y es Offred, la que se ofrece porque puede tener un bebé y creo que tanto mi personaje como su mujer reconocen eso y ahí está la complejidad y la lucha entre ellos.