¿Cómo es posible que desaparezca un banco?

Dejen empezar a este Ojo con un recuerdo a Ignacio Echeverría, a su familia y a las acémilas de la policía británica, incapaces de cumplir con su deber, humano y profesional. Y ya llegados al Reino Unido, mostrar la curiosidad por lo que acarrearán las elecciones británicas, primera cita importante en las urnas tras el malhadado brexit.

Pero veamos si hay alguien ahí fuera capaz de contestar alguna que otra pregunta. Ejemplos: ¿Cómo desaparece un banco? ¿Es posible que una entidad del porte del Banco Popular, que valía casi 20.000 millones hace unas semanas, haya podido comprarse por un euro, apenas unos céntimos más que un chupachups? ¿Cómo se puede disolver como un azucarillo una corporación con cerca de 15.000 empleados y 300.000 accionistas?

Pero lo más inaudito es que el progresivo hundimiento de este Titanic se ha producido delante de los ojos de miles de espectadores, con el Banco de España, la CNMV y el Ministerio de Economía sentados en el mejor palco y con los prismáticos más poderosos.

Porque eso es lo inaudito: ¿existe el Banco de España? ¿Tiene inspectores, hace algún seguimiento de las cuentas de los bancos? Y si las respuestas son afirmativas, ¿qué se ha hecho para garantizar los derechos de todos los perjudicados? ¿No hay responsables de la catástrofe, del desastre? Solo una pregunta más: ¿Sirven para algo las llamadas autoridades?