Sin novedad en el frente catalán
Josep Ramoneda reflexiona sobre el anuncio de Puigdemont, la amnistía fiscal de Montoro y las elecciones británicas
El dietario de Ramoneda: Sin novedad en el frente catalán
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Barcelona
Sin novedad en el frente catalán. Carles Puigdemont anuncia fecha y pregunta del referéndum en la línea de lo esperado. La frase "¿quiere que Cataluña sea un estado independiente?" se completa con la precisión "en forma de República" para dar satisfacción a la Cup. Y el gobierne español responde que “los pensamientos son libres” y que ya intervendrá cuando se pase a los actos administrativos. Cada parte se ajusta al guión al inicio del cuarto acto. Puigdemont apela a la épica. Y el gobierno español quiere hacer creer y creerse que puede impedir el referéndum sin tocar las urnas. Y los demás preguntando por el día después del choque.
El Constitucional saca los colores al gobierno con una sentencia que la acusa de dejación de funciones por la amnistía del 2012, pero advierte que la anulación del decreto correspondiente no tendrá consecuencias para los beneficiarios, lo que revela algún problema serio de procedimiento en el sistema de control constitucional: se anula una ley, pero no es posible anular sus consecuencias. Es decir, la ley tenía que haber sido anulada antes de que estas se produjeran. Y ahora cunde la sensación de que siempre gana el dinero. ¿Acusado de violar la Constitución, asumirá el gobierno esta vez las responsabilidades políticas? ¿O es que el imperio de la ley solo rige para los demás?
Lecciones inglesas. Primera. La ciudadanía no soporta el ventajismo político. Y se lo ha hecho pagar a Theresa May. El oportunismo de convocar unas elecciones sin otro objetivo que reforzar la posición del convocante se castiga. May dudó de sí misma, quiso reforzarse y ha salido enormemente debilitada. Segunda. El Brexit es el embrollo que no cesa. En un país dividido por una decisión tan importante, el electorado se mueve a impulsos imprevisibles. ¿Es esta elección el principio del fin del Brexit? Tercera. La socialdemocracia no sale del túnel. Celebrar las derrotas dulces es reconocer que nunca se confió en la victoria. Moraleja: una vez más la ciudadanía ha votado contra lo que estaba decidido que tenía que votar. Después del Brexit se empezó a cuestionar los referéndums. No tardaremos en oír que la gente vota demasiado.