Hablar sin ruido

Madrid
Hablamos muy golpeado en España. Hay ruidos que provienen de la Edad Media o de la Inquisición, y siguen sonando aquí hasta hoy mismo. Decimos verdades como puños y se las arrojamos en la cara a los otros, como si estuviéramos libres de culpa. A los que se sienten inclinados al grito y al insulto les regalo este chiste de Tony Leblanc. El cómico decía que había que cuidar lo que se dice. Así que en lugar de decir “Éramos catorce y parió la abuela” debiéramos decir “Éramos catorce en casa ya y tuvo un hijo la mamá de papá”. No es imposible bajar la voz y empezar a hablar como si el otro también tuviera derecho a ser escuchado.




