Encuentro entre Nadal y Müller: Influencias psicológicas en el tenis

Madrid

El pasado 12 de junio, el torneo de Wimbledon, el más importante del mundo del tenis, vivió el que se conoce como su manic monday. Después del descanso del domingo, volvían a la pista todos los tenistas que continuaban en los octavos de final del torneo. En ese desfile de estrellas destacó, en especial, el partido entre Rafa Nadal y Gilles Müller; una batalla que duró casi cinco horas (4h y 47’) con el marcador del set decisivo marcando un 15 a 13 a favor del tenista de Luxemburgo. “Empezó cuando estábamos comiendo y acabó cuando estábamos cenando”, bromeaba Toño Fraguas a Macarena Berlín en Hoy por hoy.

Nadal y Müller se midieron en un encuentro “de no tirar la toalla” e incluso de aguantar “hasta cuando no responde el cuerpo”. Algo que, desde el punto de vista psicológico, es “inimaginable”, como matizaba Xavier Sardá a la vez que dibujada una duda: ¿Qué huella psicológica deja un partido así? La psicóloga deportiva Patricia Ramírez responde: “Hay dos tipos de cansancio: El físico; que ya no te permite jugar con la misma fluidez, y el psicológico; que impide que te puedas concentrar”. De todas formas, añade Ramírez, “nuestro cuerpo y nuestra mente están preparados para poder aguantar en situaciones extremas”. Sin embargo, el cambio brusco viene después. En este caso, tras un partido agónico en el que uno gana y el otro pierde, el que gana debe “seguir concentrado porque continua compitiendo”, y la otra parte, por su lado, se posiciona frente a “la frustración de no haber conseguido el premio y el cansancio mental”. La aceptación y la paciencia son, en situaciones así, claves para mantener la cabeza serena en momentos de estrés.

¿Cuál es el peor enemigo al que se tiene que enfrentar una profesional de la psicología deportiva como Patricia Ramírez cuando tiene que aconsejar a un deportista que está rodeado de tanta gente? “Si son pequeños, lo peor suelen los padres y las madres con las expectativas erróneas que ponen en los niños, queriendo conseguir resultados cuando un niño o un adolescente tiene que estar disfrutando del deporte, educarse en hábitos de vida saludable y socializarse”. Por lo tanto, cuando se le pide un resultado a una persona tan joven, ésta piensa que consiguiendo resultados va a tener más valor para sus padres. “Eso es tremendo para un niño, porque aprende que el cariño y el amor tienen un precio”, incide Patricia Ramírez. Debido a ello, el objetivo ya no es tanto ganar, “sino dar tu mejor versión -opina la psicóloga-, tanto como compañero como jugador”.

Es cierto que la vida tiene su parte de competición, pero un niño, cuando juega al fútbol (por ejemplo), todavía no es profesional, ergo no gana dinero. La conclusión final es: Si hay más obsesión por la parte económica, al final se pierde la pasión por lo que se está haciendo, sea un deporte o un oficio.