Tapar el culo, ocultar el machismo

Madrid

Historias aparentemente pequeñas que encierran realidades vergonzosas, que este lunes no caigan en saco roto. El ayuntamiento de Gijón ha recomendado a sus socorristas, a ellas, a las chicas, que usen el uniforme completo, que oculten su cuerpo con el pantalón porque en este país las mujeres no pueden enseñar el culo sin que se despierten los instintos más zafios de algunos hombres que los tienen no por ser hombres sino por parecerse más a los animales. Las redes sociales, convertidas a veces en vertedero, han servido para difundir estos días las imágenes de las socorristas acompañadas de algunos comentarios de un indudable corte machista por mucho que se pretendan disfrazar con los ropajes del falso humor. Porque sigue habiendo hombres, para nuestra vergüenza, que solo tienen una mirada sexual y cosificadora.

Podríamos considerar que se trata de una anécdota sin relevancia y dejarla pasar, pero sería un grave error. El relativismo contribuye a cronificar comportamientos que debemos desterrar cuanto antes. Y el relato que los medios hagamos será fundamental para avanzar más rápido en la construcción de una conciencia social a la altura de la gravedad y la extensión del fenómeno. En la última encuesta del CIS, solo el 1,4 por ciento de los encuestados señalaba la violencia contra la mujer como uno de los problemas de este país, por debajo del terrorismo internacional, la administración de justicia o la inestabilidad política.

Así que para no incitar a tanto machito, el ayuntamiento de Gijón prefiere que se tapen. Y en ese consejo se produce la segunda agresión, el pantalón de ese uniforme tiene esta noche el valor del símbolo, sirve para ocultar la realidad, como si puesto el pantalón, ya no existieran ni el culo ni el machismo.