Javier Pereira: "Somos actores para hacer lo opuesto a lo que irradiamos"
El actor, ganador de un Goya, habla con Macarena Berlín en 'Hoy por hoy' sobre su carrera y de lo que está por llegar
Madrid
El entrevistado de hoy fue un niño de San Ildefonso que cantó dos gordos de la lotería de Navidad, en 1993 y 1994. También quiso ser arquitecto y jugar a ser actor, pero acabó estudiando Trabajo Social e Interpretación en la escuela de Cristina Rota. Luego creció en el cine y ganó un Goya como actor revelación por la película Stockholm. Se llama Javier Pereira y puede ser lo que quiera: el bueno y el malo de la película. Después de todo, este joven ha terminado construyendo personajes inocentes (como el de Stockholm) y oscuros (Andrés Bosque en Que Dios nos perdone) bajo los focos.
Javier Pereira: 'Crecer con toda la gente que quieres es bonito'
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Hoy, Javier representa La cantante calva en el Teatro Español y en todo el país. "Es una experiencia nueva. Nunca había hecho teatro del absurdo y he aprendido mucho. Somos una compañía muy diferente, pero nos entendemos muy bien", le contaba a Macarena Berlín en Hoy por hoy.
Con 14 años, Javier Pereira debutó con Carlos Larrañaga en la serie Señor Alcalde. Solo llevaba un año estudiando en Cristina Rota y cayó ahí "de rebote". A partir de ahí, como él mismo indicaba, todo fue un cúmulo de casualidades, de pasos y de uniones. Con 17 años pasa un año en La Coruña grabando Nada es para siempre y a los los 25 se queda dos meses en Ferrol rodando Días Azules y con 24 hace Heroína en Vigo, la historia de Carmen Avendaño, una madre que luchó contra el narcotráfico en Galicia para salvar a su hijo, papel que él interpreta. "Son personajes que no haces de repente ni con un profesor. Tienes que observar mucho y convivir con ello". Por eso, decidió ir a Proyecto Hombre para colaborar con ellos.
Los papeles extremos parecen una especialidad de Javier Pereira. Una de sus últimas apariciones en la gran pantalla fue como Andrés Bosque en Que Dios nos perdone, de su amigo Rodrigo Sorogoyen, con quien ya trabajó en Stockholm. Para el papel de Andrés, un asesino en serie de ancianas, Javier tuvo que perder 17 kilos. "Pesaba 70 y me quedé en 53. Creo que eso ayudó mucho para meterme en el personaje, pero sobre todo ayudó el trabajo que luego hice con psiquiatras, psicólogos y abogados". Una información imprescindible para el actor, pues, como declaraba Javier, "somos actores para hacer lo opuesto a lo que irradiamos".