El dolor no puede limpiar el desvarío

Madrid
Barcelona es ahora el imán de la solidaridad. Los atentados han despertado en la sociedad la necesidad de juntarse para que el dolor se atenúe con el abrazo. Y mañana es el día en que ese abrazo se hace multitudinario y simbólico. En los laterales de esta saludable manifestación de repulsa al terrorismo y de amor a Barcelona se suceden detalles mezquinos, lo que dijo el alcalde de Alcorcón, el silencio cómplice de la presidenta del PP de Madrid sobre esa circunstancia, y se añade la manía persecutoria del Gobierno catalán, que cada vez que recibe una crítica parece que la dicta España, esa enemiga. Qué horror, que el dolor no pueda limpiar el desvarío.




