Noto una atmósfera sangrienta a mi alrededor

Madrid
Severo Sarduy, el escritor cubano que vivió el exilio en París y que se guardó el llanto toda la vida, hasta que rompió a llorar, tenía una frase cada vez que notaba malestar en su entorno, cuando las cosas se torcían y empezaban las malas caras en su trabajo, en la calle o en los bares. Decía Severo: “Noto una atmósfera sangrienta a mi alrededor”. Lo decía con aquella voz que estaba entre la voz de Lezama y la de Cabrera Infante, dramática y burlona al mismo tiempo. Pues eso encuentro yo ahora en este país, noto una atmósfera sangrienta a mi alrededor. Y no me acostumbro, confieso que no me acostumbro a este malestar.




