Es su responsabilidad

El presidente del Gobierno tiene razón cuando afirma que es su responsabilidad evitar que se produzca un hecho ilegal tan relevante como un pretendido referéndum de autodeterminación declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Es verdad que se le podría pedir cuentas por no cumplir con esa obligación constitucional.

No cabe duda de ello ni de que dispone de los mecanismos necesarios para defender la legalidad. Tampoco de que las autoridades de la Generalitat que han convocado esa consulta ilegal eran y son perfectamente conscientes de las consecuencias que ello acarreaba en el plano judicial. Es absurdo decir que España se comporta como una dictadura o que no existe libertad de expresión por lo que ocurrió ayer en Cataluña. Afecta mucho más a la libertad de expresión la llamada ley mordaza (recurrida en el Constitucional) que el registro de la sede de un semanario en Valls, buscando, no artículos ni periodistas, sino carteles convocando una consulta ilegal.

El problema es que Mariano Rajoy pretende que no se le pida cuentas por nada más y eso no puede ser. El presidente del Gobierno tiene responsabilidad por haber dejado que la situación política se degradara hasta este punto y tendrá responsabilidades si no encuentra la manera de abrir un diálogo político serio que ofrezca a los catalanes respeto por sus instituciones y vías para negociar un nuevo pacto sobre la estructura territorial del Estado y la forma que adquiere en Cataluña.

Ayer, enfrentado al desafío del día 1, dijo que siempre ha estado dispuesto a dialogar desde el respeto a la ley. Pero esa es una afirmación vacía. El respeto a la ley se le supone al presidente del Gobierno. No hace falta que insista en ello. Lo que hace falta es que demuestre capacidad de diálogo político. Agota tener que recordarle que esa es también responsabilidad del presidente.