El sueño de una noche de verano

No puede ser que por las mismas vías por las que el AVE comunica Madrid y Barcelona, a 250 kilómetros por hora, no pueda circular una corriente mutua de entendimiento y diálogo. Estaba cantado el choque de trenes y a ello vamos. Esta semana que nos separa del domingo 1 de octubre va a ser terrorífica, en una escalada que nadie es capaz de prever.

Enquistados los independentistas en un proyecto inviable por ilegal y antidemocrático, enrocado el gobierno de Madrid en la coartada de salvaguardar la legalidad (correcta en sí misma); solo aparecen en el horizonte más desplantes jurídicos de Puigdemont, quizá en busca de un victimismo que le añada seguidores... Al tiempo que sobre ellos lloverán multas millonarias, inhabilitaciones y detenciones sin descartar ingresos en prisión. Cómodo el PP en este despliegue de poder.

Entre los planes de contingencia de la Generalitat y los planes con la Guardia Civil desde Madrid, cada día se cierra más la villa de la sensatez. Vivimos en una pesadilla sin sentido. ¿Tan difícil es para los organizadores del malogrado referéndum entender que así no es posible y que el primer paso para salir del túnel sería la convocatoria urgente de elecciones? Luego queda que el PP entienda, labor titánica, que debe volver a ganarse a los catalanes ya idos. Lo sé, el sueño de una noche de verano.