Tiento, mucho tiento
Una vez que el ejecutivo de Puigdemont ha destrozado las normas democráticas, y ante la absoluta incompetencia del Gobierno de Rajoy, solo queda que exageremos los cuidados para que el 1 de octubre de 2017 no se recuerde con más dolor del que ya han creado

No parece, salvo improbable tsunami sideral, resulta insuficiente la aparición de Trump, que se pueda impedir el choque que inevitablemente se producirá el domingo. Ni la Generalitat va a renunciar al referéndum, ni el Gobierno de Rajoy cederá en su prohibición. Claro que el problema, como sabemos los cerca de cuarenta y siete millones de españoles, es que tanto importa lo que ocurra ese día como en los siguientes.
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Pero es imposible pergeñar una estrategia para esas fechas posteriores porque para decidir qué hacer hay que esperar, precisamente, a lo que ocurra ese día. Así que una vez que el ejecutivo de Puigdemont ha destrozado las normas democráticas que rigen para todos los españoles, y ante la absoluta incompetencia del Gobierno de Rajoy, solo queda que partidos, fuerzas sociales y hasta medios de comunicación exageremos los cuidados para que esa fecha del 1 de octubre de 2017 no se recuerde en el futuro con más dolor del que ya han creado dentro y fuera de Cataluña, con esos a por ellos o los insultos a Serrat, los fanáticos de uno y otro bando.
Esperemos al domingo aguantando la respiración, y tomemos, a la vista de los hechos que entonces sucedan, la única decisión política posible, que no puede ser otra que emprender el obligado diálogo entre las partes. Mientras, que el músculo duerma y el extremismo descanse.




