Una semana pendiente de un puñado de segundos
La comparecencia de Puigdemont en el Parlament cambió el escenario hasta dejarlo en el suspense de la ambigüedad de la que el Gobierno le exige que salga para dar el siguiente paso
Madrid
La semana empezó con un lunes de víspera. Un lunes que se asomaba al martes, esperando la comparecencia de Carles Puigdemont en el Parlament. Un lunes con más empresas amenazando alejando su domicilio social de Cataluña, mientras la Guardia Civil acusaba en su informe a los mossos y a su jefe, Josep Lluis Trapero, cómo complices necesarios del proceso hacia la independencia. Y después del lunes, claro, llegó el martes. El esperado martes.
El pleno del Parlament empezó una hora tarde. Reuniones de última hora, discrepancias con la CUP, una breve ceremonia de la confusión que el Govern intentaba atribuir a contactos de última hora desde Bruselas. Tarde, pero empezó. Tomó la palabra Puigdemont y pasadas las siete y media, llegó el momento: "Llegados a este momento histórico, y como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república [aplausos, varios segundos de aplausos] Esto es lo que hoy corresponde hacer. Por responsabilidad y por respeto. Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada".
Menos de un minuto duró, apenas un puñado de segundos.
Luego, los diputados soberanistas firmaron un texto simbólico terminada la sesión en el Parlament. En Madrid, la misma noche del martes, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, se reunían en Moncloa. El miércoles supimos qué resultado había tenido esa reunión.
Primero compareció Rajoy y anunció el envío del requerimiento a Puigdemont, para que aclare su ambigüedad del martes, en realidad un requisito previo a la aplicación del artículo 155. Después de la comparecencia de Rajoy, el líder del PSOE que había conseguido un acuerdo con el presidente para iniciar la reforma de la Constitución. A cambio, le brindaba su apoyo en la aplicación de la Carta Magna.
Ya por la tarde, con Rajoy en el Congreso, conocíamos las fechas claves para el requerimiento a Puigdemont. Hasta el lunes 16, mañana, para contestar y, si la respuesta es insatisfactoria, hasta el jueves 19 para restablecer el orden constitucional. De lo contrario, se pondrá en marcha la aplicación del 155. Desde entonces, la semana sigue siendo un compás de espera. Con presiones a Puigdemont desde Esquerra, la CUP y las entidades soberanistas.
Así ha sido una semana que, realmente, empezó el martes... Y quedó en el suspense de ese puñado de segundos del discurso de Puigdemont.