Kurz, la nueva cara del nacionalismo cerrado
El nacionalismo cerrado de Trump sigue forzando las costuras de la democracia en Europa con cada nueva elección. La extrema derecha podría volver al Gobierno de Austria de la mano del conservador Sebastian Kurz, de 31 años
Madrid
Este farero anda desolado. Para matar el tiempo, hizo un test de la CNN en español en el que se verifica si se es más tonto que Donald Trump. El resultado fue solo del 20% de aciertos. Un buen resultado a pesar de todo porque se trataba de no dar las respuestas que hubiera dado el propio Trump. Uno puede ser presidente sin merecerlo. Es una de debilidades de la democracia que el propio Trump parece menospreciar mientras mira con envidia a China, donde Xi Jinping se ha convertido -en palabras del presidente estadounidense- en "el hombre más poderoso del planeta". El Congreso del Partido Comunista, que empieza el miércoles, debe ratificar ese poderío sólo comparable con Mao Tse Tung.
Trump y Xi representan las dos caras de la globalización desde el nacionalismo. El uno cerrado, el otro abierto. En Europa, gracias a la democracia, el cerrado aflora por las costuras de la derecha. En Alemania sigue subiendo la extrema derecha y en Austria podría entrar en el gobierno de la mano de un joven de 31 años, Sebastian Kurtz, que ha asumido sin complejos el discurso contras musulmanes e inmigrantes. En 1999, los socios europeos impusieron sanciones a Austria por pactar con la extrema derecha, está por ver si ahora sucede lo mismo.