Privilegio y agravio

Barcelona

“Privilegio y agravio”, ha dicho Albert Rivera. El debate sobre la actualización del cupo vasco ha vuelto a poner de manifiesto la radicalización de Ciudadanos, un partido cada vez más enrabietado. Rivera ha visto un hueco para crecer entre la derecha que más herida se ha sentido por el conflicto catalán y va a por él. El socio principal de Rajoy va directo a robarle la cartera, por la puerta que le ha abierto José María Aznar.

Otra constatación del pleno del cupo, es que la crisis catalana despierta a las regiones. Los valencianos toman la palabra. Y es que la fuga bancaria a Valencia, ha despertado la autoestima en estas tierras. Y han visto una oportunidad. No en vano empresarios y trabajadores, derecha e izquierda, con la excepción del PP se encontraron en la calle reclamando inversión y financiación. Ese estado de reactivación autonómica que Valencia lidera puede explicar que Pedro Sánchez rechace la bilateralidad como vía de salida al conflicto catalán. Pero sin esta carta, ¿cuánto tiempo se tardará en Cataluña en volver a las andadas?

Pedro Sánchez y Miquel Iceta se han concertado para anunciar que el PSC no hará presidente ni a Arrimadas ni a ningún independentista. Y entonces, ¿qué? ¿Qué todo siga igual, pero menos? Empieza a cundir la idea que el 21-D puede ser solo una parada, previa a unas nuevas autonómicas, convocadas ya desde Cataluña y sin las actuales circunstancias de excepción, eso sí, con nuevas caras y renovados planteamientos.

Y, mientras seguimos dando vueltas a la cuestión territorial, el gran problema del país es que los salarios no se recuperan ni tiene visos de hacerlo y la precariedad laboral hace que tener trabajo ya no sea garantía de condiciones de vida digna. Con salarios bajos cualquier señal de recuperación económica es pura fantasía. No hay recuperación que valga si no sirve para mejorar la vida de las personas.