"Fuimos aprendiendo a base de muertos"

Madrid

Con la seguridad de que “ETA ya es pasado”, el coronel de la Guardia Civil que, entre otras cosas, estuvo al frente de la unidad que liberó a Ortega Lara, ha pasado por la Cadena SER para hablar de la lucha contra la banda terrorista. Una etapa de nuestra historia y de su vida profesional que ha resumido, junto a otros dos autores, en el libro Sangre, sudor y paz. “Fuimos aprendiendo a base de muertos. Hicimos de esto una cuestión de supervivencia. La sangre fue la que nos hizo colocarnos donde hoy estamos”, explica con crudeza Manuel Sánchez, que ha reconocido que “en los principios de ETA no sabíamos por dónde nos daba el aire, estábamos en la indigencia profesional, sin recursos”. Esa situación extrema fue, en su opinión, la que más peso tuvo para terminar definitivamente con la banda terrorista – “no somos más listos, era una cuestión de supervivencia”-, una meta a la que, para el coronel Sánchez, no contribuyeron en absoluto las negociaciones de los distintos gobiernos con ETA. “Los profesionales éramos escépticos. Las negociaciones no aportaron nada bueno ni nada malo. Quizás en la parte negativa sí legitimaron a un grupo terrorista. Le daba carta de naturaleza a lo que no era”, ha señalado el coronel de la Guardia Civil, que ha reconocido que la guerra sucia de los GAL “fue un error sin paliativos” porque “no aportó”. Sí ha querido puntualizar que “hoy es fácil hablar de estas cosas” y que “había que estar ahí”. “Al bando de los buenos no ayudó y al bando de los malos sí ayudó. Fue un error porque no aportó en la balanza de la lucha antiterrorista. Pero todo hay que ponerlo en su contexto. Fue una época de tres o cuatro años en un conjunto de 60. Los que gobernaban veían peligrar la democracia, había muertos a cientos”, ha explicado el coronel Sánchez, que también ha querido contextualizar, en esos mismo términos de buenos y malos, su condena por tortura, de la que fue indultado por un gobierno del PP. “De los errores que uno comete en su carrera se tiene que arrepentir. Los malos han querido colocar los errores de los buenos al mismo nivel de la crueldad de los miles de heridos, de los miles de atentados, de los casi mil muertos; los errores de uno al nivel de su maldad. Es incomparable. El estado de derecho las conductas no ajustadas a derecho las corrige. Los malos nunca las han corregido. No han aclarado cientos de atentados. Los errores son errores, y el libro no escatima ningún error de los buenos. Pero pone todo en su justo contexto”, ha defendido.

Manuel Sánchez ha reconocido que echa en falta una reparación del trato que el cuerpo al que pertenece, la Guardia Civil, ha recibido en Euskadi durante décadas. “Los guardias civiles no podemos estar contentos de cómo nos trataron la sociedad y los políticos del lugar. Absoluto desprecio, abandono, indiferencia y casi agresión, agresión moral en muchos casos. Es una asignatura pendiente que no se ha reparado y yo lo echo de menos. Es verdad que las sociedades no pueden vivir ancladas al pasado, pero reparar lo que se ha hecho mal es una obligación”, ha insistido el coronel jefe de la UCO para el que ese trato no es comparable con el que algunos guardias civiles han recibido en Cataluña en los últimos meses. “Algún episodio concreto en días concretos nos ha hecho revivir imágenes que dábamos por olvidadas”, ha reconocido Sánchez que, en cualquier caso, confía en que no haya sido más que “una tormenta de verano”. “Quiero pensar que ha sido un calentón de la sociedad alentada por los gobernantes del momento, quiero pensar que en Cataluña a la Guardia Civil se la quiere”. Sobre otras imágenes, las de las cargas del 1 de octubre, el coronel Manuel Sánchez ha señalado que “ese día hubo que optar entre la opción mala y la peor”, pero ha defendido que no se optó por la peor. “Había un mandato de un juez y esos mandatos a veces entrañan situaciones incómodas”, ha justificado.

El libro Sangre, sudor y paz, que se acaba de publicar, también toca otros momentos clave de nuestra historia reciente, como los atentados del 11-M. En concreto, una conversación interceptada el mismo día de las explosiones en la que el jefe del aparato logístico de ETA reconoce que “tienen que haber sido los moros”. Manuel Sánchez ha explicado que “esa información se comunicó como un indicio más, lo comunicamos como siempre”, a pesar de lo cual, el gobierno, con José María Aznar, atribuyó los atentados a ETA. “Supongo que el gobierno tendría información de muchas otras fuentes para decir lo que dijo”, ha señalado el coronel jefe de la UCO al respecto de esa actuación del gobierno de Aznar.