¿Qué nos han hecho los ciegos?

Madrid

Hoy es Santa Lucía y queremos mirar a los ciegos, casi 60.000 en España. Para plantearnos qué nos han hecho para que les tratemos tan mal de palabra. Por qué decimos que nos ponemos ciegos cuando nos emborrachamos, por qué actuamos sin reflexión afirmamos que hacemos algo a ciegas, por qué cuando andamos desorientados decimos que damos palos de ciego, por qué sentenciamos que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Cualquier cosa que hacemos sin pensar la hacemos ciegamente, calificamos la incompetencia de nuestros mandatarios como ceguera política y consideramos el seguidismo servil como obediencia ciega. Hasta el depósito de nuestras inmundicias, en ausencia de alcantarillado, lo denominamos pozo ciego.

Aunque dice el refranero que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, los tuertos no han tenido mejor suerte. La etimología ya vino cargada de fábrica, porque tuerto significa torcido. Por eso hacer una cosa a tuertas es hacerla de mala manera. Y por eso entuerto, que bebe de la misma fuente, es un agravio o un dolor posparto. Y los miopes también cargan con lo suyo, porque con esa palabra nos referimos a una persona cortita de luces. En fin, que entre lo políticamente correcto y este memorial de agravios con los que hemos estigmatizado a los ciegos hay un punto medio que, por cierto, no es muy difícil de ver.