Volver a la ilusión

Madrid
Anoche volví a la Universidad de La Laguna, donde estudié y leí Rayuela de Cortázar hace medio siglo. La escuela de periodismo era una cueva que allí sigue y el bar es ahora una sala de exposiciones. Durante veinte años la Universidad mantiene un concurso con el nombre de Julio, y publica un libro con los relatos de los que tienen la ilusión de ser Cortázar. Sentí que deambulaba aún un adolescente que creía que la vida era una ilusión inmortal. Luego pasó la vida como la realidad que deja a la vez alegría y dolor.




