Antes pagábamos por la información, ahora la información paga para llegar a ti
Acabaremos conociendo las información de quien más pague, de quien tenga más dinero

Cadena SER

Madrid
Ha sido noticia estos días un programa de la televisión americana que marcaba el retorno de una de las grandes estrellas, David Letterman, que en su primer programa entrevistaba al ex-presidente norteamericano, Barack Obama. Obama habla de algo interesante que en el fondo es una obviedad, habla de la gran diferencia entre los hechos y las opiniones. Todos tenemos derecho a tener una opinión, pero últimamente creemos merecer también los hechos y no tiene nada que ver.
Por ejemplo, puede usted acercarse a alguien que se dedique a la política y decirle: ¿Han saqueado ustedes las arcas públicas? "Bueno, esa es tu opinión", le contestarán. ¡Vaya! Si sigue discutiendo puede que llegue al punto final con un sonoro: "¡¡¡La sentencia no es firme!!!". De manera que incluso la demostración judicial de un acto depende de su refrendo en otro tribunal. ¡Y dale carrete! Es todo muy complejo, hechos aislados, envueltos en plástico con burbujas de opinión para que la realidad no llegue a tocarlos.
Les voy a poner otro ejemplo: Probablemente utilice usted facebook, su uso es muy común y está muy extendido. Mi madre con 70 años tiene facebook. Para muchos Facebook es algo así como un gran recordatorio de cumpleaños y fotos de vacaciones. Poco más, noticias, acontecimientos, vídeos tontos, anuncios; creemos que nuestro 'timeline' está ordenado cronológicamente en función del momento en el que un amigo, una tienda o un medio de comunicación lanzó una publicación, pero no es así.
Facebook quiere que pasemos mucho tiempo con él (lo que implica que veremos más anuncios), de manera que ordena y selecciona lo que vemos, creyendo conocer nuestro criterio a base de guardar todas las veces que le damos click a algo. Facebook hace pocos días ha anunciado un cambio en las normas de uso, afirma que priorizará los mensajes de nuestros amigos y familiares en esa selección para que todo sea más cercano. Pero en el fondo lo que hace Facebook es obligar a los medios de comunicación a pagar para que sus publicaciones lleguen a un puesto razonable en nuestro 'timeline'.
¡¡¡Un histórico giro argumental!! Antes tú tenías que pagar por la información, ahora la información tiene que pagar para llegar a ti. ¿Se ocupará Facebook de la veracidad de esa información? ¿Le importará que se trate de noticias falsas que pongan en peligro nuestra convivencia? Mucho me temo que no, acabaremos conociendo las información de quien más pague, de quien tenga más dinero. Y eso no tiene pinta de aportar valor al bien social, ni poner un sólo ladrillo en un pilar importante para la democracia como es la prensa libre.
La verdad quedará enterrada entre titulares llamativos, vídeos estúpidos y ofertas de ropa interior. Y luego como en la película 'Algunos hombres buenos', quizá deberíamos preguntarnos por la verdad. ¿recuerdan cuando dice Jack Nicolson: "La verdad, ¿sabrías qué hacer con la verdad?"




