Blues, café solo y canciones salvajes
Beth Hart y Joe Bonamassa regresan este mes a las tiendas con ‘Black Coffee’, su tercera colaboración
Madrid
Beth Hart es una de las artistas más poderosas del blues actual, una mujer de 44 años que derrocha fuerza, rabia y pasión, una mujer de vida dura y pasado agitado que salió pronto de su casa para conocer el mundo. Ese viaje vital se ha ido plasmando en una discografía que arrancó hace 20 años y que entre ascensos y caídas ha ido retratando las pasiones musicales de Hart.
La cantante californiana fue diagnosticada con un trastorno bipolar cuando era una niña y siendo adolescente cayó en las drogas. Hart se agarró a la música para dejar atrás todo eso. “Tan pronto comencé a retomar el vuelo de todo aquello, me sentí más viva y agradecida a la música”, señalaba el año pasado en una entrevista. Poco a poco, Hart superó todo aquello y se centró en la música, en editar unos discos que plasman sus experiencias y que reflejan sus influencias musicales.
Tras editar en 2016 el sensacional Fire on the floor, Hart regresa este mes a las tiendas de la mano de su buen amigo Joe Bonamassa, un virtuoso de la guitarra bendecido por Eric Clapton con el que Hart ya había colaborado en 2011 y en 2013 además de grabar un impresionante directo en Ámsterdam. La química entre Hart y Bonamassa resulta abrumadora, la garganta de ella y la guitarra de él encajan de una manera sencilla y natural y se alimentan mutuamente alcanzando nuevas cotas, unas cotas que se vuelven a reflejar en esta nueve entrega. Algo que el mismo productor del disco reconoce. “Juntos son una combinación única, se sirven de vehículo el uno al otro para llevarse a terrenos nuevos y lo hacen juntos, se amplían mutuamente sus horizontes”, defiende Kevin Shirley.
En plena racha personal y profesional de Hart llega esta nueva colaboración, un disco de versiones titulado Black Coffee que recorre canciones de Ella Fitzgerald, Lavern Baker, Lucinda Williams o Etta James. Canciones que en este café negro parecen nuevas, recién paridas, diferentes y sobre todo poderosas. El poso de Black Coffee es oscuro y melancólico, pero también con un punto épico y salvaje. En la tercera entrega de Hart y Bonamassa hay canciones que derriban muros como el Give it everthing you got que abre el disco, pero también composiciones elegantes y sensuales como Why dont you do right o bailables como Saved, incluso himnos guitarreros como el Sitting on the top of the world, aquella lejana versión que Clapton rescató para el Wheels on fire que Cream editó hace medio siglo.
Los 44 minutos de Black Coffee son un viaje por la música americana, por la fuerza de algunos de sus mejores intérpretes que en ese disco resurgen en un nuevo formato y con un nuevo estilo, ese estilo que están reinventado Hart y Bonamassa en su apuesta por el resurgir del blues.