¿Por qué siguen montando el cristo?
La culpa no es exclusiva de quienes condenan sino de quienes mantienen una ley que lo permite
¿Por qué siguen montando el cristo?
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Madrid
Un joven ha sido condenado en Jaén a pagar una multa de 480 euros como autor de un delito contra los sentimientos religiosos por publicar en Instagram un fotomontaje con su propia cara y el cuerpo del Cristo de la Amargura, muy popular en aquella ciudad. El joven ha reconocido su culpabilidad porque la petición fiscal alternativa era una multa cinco veces mayor o comerse seis meses de cárcel. El susto o la muerte, vamos.
A esta hora del día ya se han dado todos los argumentos contra un exceso de celo en la protección del sentimiento religioso a costa de mutilar la libertad de expresión. Y cómo los demandantes han conseguido que una imagen que habían visto cientos de personas ahora la haya visto medio mundo. Así que sólo nos queda certificar la estupefacción que produce que en la España del siglo XXI se criminalice lo que se permitía hace décadas. Y asusta pensar que un juez celoso podría hoy sentar en el banquillo a los Monty Python por su tronchante vida de Brian, a Els Joglars por su irreverente Teledeum, a Andrew Lloyd Webber por hacer cantar al Mesías, o a Elsa Baeza por hacer caja con el Credo. Creíamos que con el intento de encarcelar a Javier Krahe por cocinar a un Cristo ya habíamos pasado página. Pero no. Y la culpa no es exclusiva de quienes condenan sino de quienes mantienen una ley que lo permite. Y eso, clama al cielo.