¿Ha llegado la hora del relevo?
Josep Ramoneda reflexiona sobre la encuesta de Metroscopia que situa a Ciudadanos por encima del PP, el desgaste del Gobierno y la Gran Coalición en Alemania que ha acabado arrastrando a Schulz
"¿Ha llegado la hora del relevo?"
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Barcelona
Encuesta de Metroscopia. Ciudadanos sigue subiendo, el PP sigue cayendo. ¿Ha llegado la hora del relevo? La implantación territorial del PP sigue siendo importante, y Ciudadanos goza del valor de la novedad, pero desconocemos su solidez. La cuestión catalana ha provocado un desplazamiento a la derecha, un movimiento en el que Ciudadanos viene tomando ventaja. La lucha por el poder se centra en un duelo fratricida entre las fuerzas conservadoras. Y PSOE y Podemos van tan cortos de palabra que, por primera vez, puede que no sea la izquierda quien beneficie del desgaste del PP. Una incógnita: ¿forzará Ciudadanos la ruptura para aprovechar el viento de cola o esperará pacientemente a que el PP acabe de caer como fruta madura?
Un partido viejo y desgastado por la corrupción; un presidente y un gobierno bajo cuyo mandato el independentismo catalán ha alcanzado las cotas más altas de su historia sin que se haya conseguido evitar el choque frontal. La convergencia de estos dos vectores hace extremadamente difícil que el PP pueda parar su decadencia. Por mucho que Rajoy pretenda alardear de sus proezas de último momento, el independentismo sigue ahí. No hay nada peor para un gobernante que perder al aura de autoridad.
¿Hasta cuando la izquierda socialdemócrata seguirá desangrándose en manos de la derecha? El pacto de coalición entre Merkel y Schulz en Alemania se ha celebrado como ejemplo de responsabilidad. La socialdemocracia recibió castigo electoral por los cuatro años de gobierno con Merkel y, en su impotencia, ha optado por reincidir. Pero el malestar cunde en las bases que han de aprobar el acuerdo. Y una encuesta indica que la caída electoral del SPD sigue imparable. Martín Schulz, el hombre que dijo que nunca seria ministro de Merkel y que prometió alejarse de la derecha, después de cerrar el pacto, se ofrece como chivo expiatorio: deja la dirección del partido y renuncia a la cartera de Exteriores, para evitar que los militantes se carguen la coalición. Gobernar con la derecha y al mismo tiempo reinventarse cómo alternativa. Es la apuesta imposible que se pretende validar. ¿De verdad tenemos que asumir que el tiempo de la socialdemocracia ya pasó?