La contrarreforma que se avecina
Seremos gobernados o por un Ciudadanos que se parecerá al PP de Aznar o por un PP retocado que se parecerá a Ciudadanos, o sea, al PP de Aznar
Si Metroscopia tiene razón, si Ciudadanos está atrayendo muchísimos electores del PP y a bastantes del PSOE, habrá sin duda más de una razón pero, la principal, el imán más poderoso, parece ser su defensa de la idea de España, que Ciudadanos ha sabido capitalizar como gran paladín de la causa nacional durante la crisis catalana. Y, si eso es así, esa idea va a determinar el próximo tiempo político, desde luego no la cartera de Asuntos Sociales, porque en ningún sondeo aparece como mayoritario el voto de izquierdas, primero y principal porque la suma no alcanza y segundo porque al PSOE y a Podemos les va a costar mucho sumar aunque la suma llegara a alcanzar.
Por tanto, lo que asoma en el horizonte es lo siguiente: la idea de España reforzada en su sentido más esencialista y centralista. El Estado autonómico se releerá como un error a corregir o, al menos, como un modelo desmadrado que tiene que ser reconducido. Regresaremos al año 81. Se avecina una especie de LOAPA, segunda edición, más o menos declarada. El independentismo catalán, con su descontrol y su nulo sentido de la realidad, no solo ha arruinado sus posibilidades de crecimiento, sino que se ha disparado en el pie, en el pie de su propia autonomía, que cuando se libere del 155 va a quedar en libertad vigilada. En busca de la reforma se encontró la contrarreforma.
La esperanza de cualquier tipo de acuerdo político se ha esfumado y nada digo de la discusión sobre el concepto de plurinacionalidad, que si nunca estuvo cerca hoy está en la estratosfera. En definitiva, seremos gobernados o por un Ciudadanos que se parecerá al PP de Aznar o por un PP retocado que se parecerá a Ciudadanos, o sea, al PP de Aznar. A algunos les parecerá bien y a otros les parecerá mal, pero eso es lo que viene, a mi juicio.