Black Mirror y nosotros
Las mejores obras maestras de ciencia ficción lo son porque siempre enfrentan lo que la ciencia puede controlar con lo que el ser humano no puede controlar nunca, que es a sí mismo
Black Mirror y nosotros
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La ciencia ficción profetiza a veces la tecnología pero no los sentimientos. De hecho, las mejores obras maestras de ciencia ficción lo son porque siempre enfrentan lo que la ciencia puede controlar con lo que el ser humano no puede controlar nunca, que es a sí mismo. Por eso estas noticias me perturban. Si existiese una aplicación con la que poder saber cuándo acaba el amor, o esa aplicación es una mentira o la mentira es el amor. Es decir, el amor existe de la misma manera que el tiempo o el espacio: porque no sabes cuándo acaba. Yo no conozco a una enamorada o enamorado que piense que su pareja no es la última. Es más: tu pareja no sólo es la última, sino que siempre es la mejor. Y aunque tu experiencia diga que te equivocas, lo único que merece la pena es creer que esta vez sí es verdad y que ninguna evidencia científica está por encima de tu fe. Mira, hay una cosa que decía mi sobrino y ahora dice siempre mi hijo de cinco años: cuando le pregunto si me quiere, me responde: yo te quiero hasta el final de los números. Dos niños saben más del amor que Black Mirror y que tú y yo juntos.
Así que la cuestión es que yo estoy enamorado pero ella no pone el despertador para escucharme. ¿Sabes quién lo pone todas las mañanas? Mi madre. Aquí la lección más importante de la vida, Netflix: de una madre es la única de la que sabes con exactitud que no se le acabará el amor nunca. Así que yo ahora tengo dos opciones: o casarme con ella o poner un motel como Norman Bates.
Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...