El mal existe
Josep Ramoneda reflexiona sobre el asesinato de Gabriel, las manifestaciones de los pensionistas y el expresidente francés Sarkozy en Abu Dabi
"El mal existe"
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Barcelona
Ante un asesinato como el del niño Gabriel, solo me viene una idea: el mal existe, por mucho que queramos minimizarlo. Y tiene rostro humano, este ser que lucha a muerte por el reconocimiento.
En las últimas semanas, la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres y las movilizaciones a favor del aumento de las pensiones, han llevado a mucha gente, en toda España, a salir a las calles. Algo se mueve. De modo que el independentismo catalán (y las consiguientes reacciones de respuesta) han perdido el monopolio de las manifestaciones del que venían gozando en los últimos tiempos. El paisaje de la agitación política se complica, es decir, se ajusta más a la realidad. También en Catalunya. No solo de soberanismo viven los ciudadanos. Y sería bueno que los dirigentes políticos se dieran por enterados.
Numantinísmo bipartidista. Rajoy corteja al PSOE para pactar un sistema de financiación autonómica, al margen de Ciudadanos y Podemos, para que la gente entienda quienes son los partidos de fiar. ¿Caerán los socialistas en la trampa, una vez más? Empeñarse en la defensa corporativista del bipartidismo ha hecho mucho daño a los socialistas y, si siguen por este camino, puede acabar llevándose a los dos partidos por delante. Miren a Italia, sin ir más lejos.
El expresidente francés Nicolas Sarkozy, al que por lo visto todavía le duele que los franceses le mandaran a casa al término de su primer mandato, se soltó el pelo en Abu Dabi, en defensa del autoritarismo postdemocrático. “Las democracias, dijo, destruyen todos los liderazgos”. Y añadió: “¿Cómo se puede tener una visión a diez años si cada cuatro o cinco hay elecciones?". Y por si fuera poco, celebró la decisión de Xi Jinping de no poner límites a su mandato. Y afirmó que los grandes líderes están ahora en China, en Rusia, en Arabia Saudí, en los Emiratos. Un expresidente republicano francés entregándose al despotismo oriental. El mundo que viene.