Guillermo del Toro: “El oficio del narrador es más urgente y necesario que nunca”
El ganador del Oscar por La forma del agua, el mexicano Guillermo del Toro, recibe el homenaje del Festival de Cine de Málaga
Málaga
Después de 25 años de carrera, Guillermo del Toro, ha ganado el ansiado Oscar. Su cine de género, de monstruos y cuentos, ha sido reconocido por la Academia de Hollywood y la Mostra de Venecia, donde ganó el León de Oro. La forma del agua, reunía elementos de su cine fantástico y brindaba todo un fresco de los marginados de la sociedad actual, en una historia ambientada en otro momento tenso de nuestra historia, la Guerra Fría. Ahora, con Trump en el poder, este cuento de una limpiadora muda a la que salva el amor, se ha convertido en el relato de un tiempo convulso, con Siria, con la ultraderecha, con la posverdad acechando.
“Este es un momento en el que hay un cambio de prisma, de realidad, de mentira y de verdad, que afecta a nivel universal, unas barreras estructurales para entender el mundo, estamos en un momento postnarrativo, a nivel humano, y eso hace que nuestro oficio, el de todos los narradores, escritores, periodistas, cineastas, nunca ha sido un oficio tan urgente y tan importante”, explicaba Del Toro en un encuentro con periodistas en el Festival de Málaga, donde esta noche va a recibir el Premio Málaga Sur por su carrera. “No hay carrera, hay biografía”, matizaba el director de películas como El laberinto del Fauno, sobre la Guerra Civil española, o El espinazo del diablo.
“La única manera en que podemos encarar la psique a nivel mundial es con narrativas no desechables. Por eso mi película llega en un momento que es urgente. Y la emoción y la esperanza eran lo más arriesgado de hacer ahora mismo”, de ahí su defensa del amor como salvación en un mundo lleno de villanos. “La ideología se está metiendo en espacios cada vez más estrechos que nos dividen, hay cada vez más ellos y nosotros”, decía emulando la teoría política de la hegemonía.
Ese mundo en cambio al que se refería afecta también al cine, con el debate actual, la polémica sobre dónde ver las películas que, para el cineasta, debe salvarse con diálogo. “No hay una sola manera de hacer cine, hay mil maneras de hacerse y de verse. La relación con el público es muy íntima. Más si afecta a alguien que al número demográfico que la vea. Hay que hacer las que te urge ver, porque esas nadie las hace”.
Del Toro resta importancia al Oscar: el momento clave es cuando subí al escenario y vi todas las caras… es como un catálogo de cine. Es hermoso y conmovedor. Además, es la primera vez que mi padre entendió mi oficio”, bromeaba el director mexicano que niega que hacer cine en inglés pierda la mexicanidad. “Si Bertolucci hace El último emperador y no es chino, yo reclamo mi derecho de hacer lo que quiera”. De ahí que haya realizado una cinta en inglés, pero tenga mucho de reivindicación latina y manteniendo su estilo. Una marca personal que no ha perdido coherencia a lo largo de sus trabajaos. “La terquedad sostenida se convierte en estilo. Financiar estas películas es un acto de fe, requiere muchísima terquedad. Legar ahí con una película que costó tres veces menos que lo normal, es muy satisfactorio”.
Del Toro ha estado en Granada, visitando La Alhambra y El Corte Inglés, donde ha confesado que ha ido a por DVD’s y Blue Rays. “He comprado cine español. Verano 1993, El hombre de las mil caras, una última versión de La estanquera de Vallecas, pero había poco cine español, me faltaba todo Medem”. Su vinculación con el cine español es tal que no descarta producir a directores y directoras de nuestro país. “Bayona, es amigo, Es una máquina de hacer cine. Lo sueltas en un paraje desértico y tiene un estudio y un chiringuito para tomas coca-cola”, contaba.
“El sur de España para un mexicano es cercanísimo. Hay un vivir que me acomoda muchísimo. Me gusta la sensación de vida. La relación con la comida es muy importante. Es que España son muchos países”, reflexionaba sin darse cuenta de que entraba en terreno pantanoso en estos momentos. ¿Cómo ve lo de Cataluña, entonces? “Uff, Cataluña es un reflejo de lo que está pasando en todo el mundo. Pero creo que es profundamente barbárico e indecente dar una opinión”, zanjaba el embolado de manera elegante.