Cuestión de dignidad

Madrid

A lo mejor tengo el día espeso, pero hay algo que no me cuadra. Mañana comienza el debate sobre la moción de censura que ha presentado el Partido Socialista contra Mariano Rajoy. Mañana. Pero hoy, en el pleno del congreso y ayer en la comisión de financiación, ha habido un pim-pam-pum contra el Gobierno, contra el PP, que no ha dejado títere con cabeza. No hace falta que les recuerde además el varapalo de la Audiencia Nacional con la sentencia de la Gürtel y, sin embargo, a esta hora no está claro si esa moción de censura saldrá o no adelante.

Vamos a ver, para que yo lo entienda: Si hay más de 200 diputados que quieren echar a Rajoy de la Moncloa, que creen que el PP está corrompido, que no puede seguir gobernando, que esto es insostenible para la imagen de España… ¿Dónde está la duda? ¡Ah, las elecciones, claro! Las estrategias, los cálculos de coste-beneficio, las encuestas… Claro, claro, lo de siempre. Pero con una salvedad: Esta situación no es la de siempre.

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Creo, modestamente, que la salida de Rajoy de la presidencia del Gobierno es ahora mismo una cuestión de dignidad para este país. Me da igual quién gane después las elecciones –me da igual- o cuándo se convoquen, que debería ser más pronto que tarde, pero este Gobierno, este partido, que es el Partido Popular, yo creo sinceramente que por la dignidad de España –a la que tanto apelan sus dirigentes- debería abandonar el poder.

Y sus apelaciones al miedo, a que la moción de censura ya nos está costando dinero, al chantaje del que hoy hablaba el propio Rajoy en el congreso, a que España se puede romper por si votan a favor de la moción los independentistas, a que los jueces meten la pata o son tendenciosos… A mí todo eso me reafirma en lo que acabo de decir: Que se vayan o que les echen. Pero es sólo una opinión. Por eso no sabemos aún cómo acabará la historia.