¿Perdón a las brujas?
Nunca es tarde para dignificar la memoria, porque somos herederos no sólo de las glorias del pasado sino también de su mugre
¿Perdón a las brujas?
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Madrid
Mañana, 9 de junio, los alcaldes del Duranguesado de Vizcaya pedirán perdón, 400 años después, por la persecución que sufrieron muchas mujeres acusadas y condenadas por practicar la brujería. Álex de la Iglesia popularizó el caso de las brujas de Zugarramurdi. Pero la cacería se extendió aún en el tiempo a pesar de que la Iglesia reconoció tras aquel proceso, en 1617, que «la brujería era fruto de mitos y miedos de una sociedad inculta».
Quizás haya gente que piense que no tiene ningún sentido pedir perdón sobre nada con cuatro siglos de retraso, cuando quienes deberían concederlo ya no están y hasta se ha perdido el rastro de sus descendientes. Incluso que dude de que sea justo que instituciones de un presente ilustrado y democrático tengan que asumir las barbaridades de instituciones pasadas autoritarias e incultas. Pero es reconfortante que se haga. Porque nunca es tarde para dignificar la memoria, porque somos herederos no sólo de las glorias del pasado sino también de su mugre y porque algunos en el presente, tan reacios a pedir perdón por barbaridades propias y recientes, merecen que de vez en cuando alguien les dé una lección de dignidad.