Feijóo debilita al PP

Alberto Núñez Feijóo anunció ayer un gatillazo, cosa que está muy bien y hemos sufrido todos pero no vamos organizando ruedas de prensa por ahí. El anuncio se prolongó toda la tarde y durante casi diez minutos de su discurso en los que parecía que de un momento a otro iba a dar paso a la publicidad antes de decir si se iba o no. Utilizó un suspense que llevamos años creando los medios de comunicación, un suspense sobre sus aspiraciones a suceder a Rajoy: un suspense que él siempre rechazó, diciendo que su compromiso era con Galicia y con los gallegos. Así que lo que ayer hizo público Feijóo fue que estuvo pensándose unos días presidir el Partido Popular y que no le merece la pena.

Que el máximo favorito a presidir el primer partido de la derecha española, el mismo partido que hace tres semanas estaba gobernando España y llevaba haciéndolo 7 años, renuncie a dirigirlo, dice más de ese partido que de Feijóo. Deja claro que a corto y medio plazo el PP es un regalo envenenado para cualquiera: se trata más de gestionar un calendario judicial que un calendario político, y de recomponer una credibilidad muy deteriorada. Es muy difícil hacer eso y también ganar elecciones, es casi incompatible. El partido se ha dejado pudrir porque ganaba elecciones, pero ahora sabe, con Ciudadanos disputándole el mismo votante, que ganaba elecciones porque la derecha de este país vota antes a un garbanzo que a un partido de izquierdas.

Me quedo, porque siempre hay que quedarse con algo, con lo que destacó nuestro colega José Precedo. Feijóo dijo que le había dado muchas vueltas a la decisión, muchísimas, a su decisión. Y anunció que se quedaba para no fallarle a los gallegos y a él mismo. De lo que se deduce que estuvo dándole muchísimas vueltas a la posibilidad, factible, de fallarle a todos los gallegos, incluido a él.