Soluciones europeas
Existe un riesgo de desarrollar una UE dedos velocidades, no por la economía sino por la inmigración
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Madrid
La mini cumbre de ayer, con 16 países, sirvió para abrir tímidamente algunos caminos que tendrán que ser debatidos y refrendados en el consejo europeo del jueves. Antes, tendrán que servir a Angela Merkel, que necesita salvar su gobierno entregándole a su aliado bávaro, el ministro del Interior, algo de mano dura contra la inmigración. Alemania ha tramitado entre 2015 y 2016 más de 1,2 millones de solicitudes a de asilo.
De entrada, se abre la puerta a alcanzar acuerdos bilaterales y trilaterales entre un grupo de países de la Unión. Es la constatación del bloqueo por parte de muchos países.
El otro elemento en la agenda es el de los centros cerrados para mantener a los inmigrantes hasta que sepan cuál es su situación legal y cómo proceder. El problema es que a esta hora otro barco con 224 inmigrantes sigue a la deriva entre las cosas de Italia y Malta. Ninguno de los dos países les abrirá sus puertos. Solo es “carne humana” en versión del xenófobo Salvini.
El riesgo es que no haya soluciones europeas a este desafío. O que en torno a la inmigración se desarrolle una Unión a la carta, de dos velocidades, en la que algunos solo participen en las soluciones que les atañe y en los beneficios que les interesa. Esta vez no se trata de la economía, sino de la inmigración.
Con Italia a la deriva, el grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Chequia y Eslovaquia) a la contra y sólo dispuesto a recibir las ventajas de pertenecer al club europeo, Merkel en la cuerda floja por la presión de la CSU y con Austria, a la que le toca presidir ahora la Unión y anda más cerca de los países del este que del grupo líder de la UE, el panorama es complejo. Pedro Sánchez y Macron se han puesto a tirar del carro. Hace falta una doble solidaridad: con los migrantes y con los países fronterizos, que no pueden serlos únicos y últimos responsables de esta gestión. Veremos qué ocurre el consejo del jueves.