"Hay que usar el periodismo para hacer un recorrido de ficción"
Analizamos con Sergio del Molino y Nacho Carretero el traslado al escenario del juicio de la Manada
Madrid
El 15 de julio de 2013 el extesorero del PP, Luis Bárcenas, declaraba ante el juez Pablo Ruz. Así nació la obra de teatro 'Ruz-Bárcenas', creada por Jordi Casanovas. Esta, a su vez, dio paso a la versión cinematográfica: 'B. La película', dirigida por David Ilundáin. Ahora Casanovas ha decidido hacer lo mismo con el caso La Manada, que se convierte en la obra 'La Jauría' y llegará a las tablas próximamente.
Nacho Carretero: "Hay que usar el periodismo para hacer un recorrido de ficción"
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A través de las declaraciones de los miembros de 'La Manada' y de su víctima la obra contará lo que sucedió aquella noche de los San Fermines de 2016. Pero ¿cómo se convierte esa realidad tan cruda y tan desnuda en ficción? Nacho Carretero opina que "hay que usar el periodismo para dar un recorrido de ficción", y Sergio del Molino apunta que en una obra de este tipo, "se adoptan todos los recursos narrativos para contar la realidad como lo hace el periodismo".
A la conversación se une Jordi Casanovas: "estamos poco acostumbrados a utilizar materiales reales de nuestra historia para convertirlos en obras de ficción", algo que deberíamos hacer más, ya que "nos permite entendernos un poco más a nosotros mismos".
Casanovas explica que no van a contar nada que no haya salido en algún medio de comunicación, pero que sí lo contarán de manera diferente, buscando así llegar a un nivel de reflexión y empatía mucho mayor: el teatro nos transporta aún más a la realidad, "te mete dentro de la historia desde un punto de vista estrictamente emocional", algo que un relato periodístico, que intenta ser objetivo, no permite. Es "redescubrir la historia desde el punto de vista de quienes lo han vivido".
Cuenta que se le ocurrió escribir este guion al leer el testimonio de la víctima y los efectos secundarios de la agresión sexual, y también cómo los miembros de 'La Manada' relataron no haberse despedido de la chica: cómo tranquilamente pueden contar la historia sin pensar que hayan hecho nada grave. Asegura que el público empezará a sentirse incómodo porque tendrá que "intentar comprender por qué cada uno está contando lo que está contando".
Con la primera versión ya terminada, confiesa que el feedback con los que lo han leído de momento ha sido muy bueno: "me transmiten que es interesante y muy necesario".
El otro tema que le hemos planteado a Carretero y a del Molino es el derecho al olvido. En los últimos días, candidatos que sonaban para ocupar puestos de relevancia decidieron borrar tweets de su cuenta de Twitter para evitar que les ocurriera lo que a Màxim Huerta, fugaz ministro de Cultura, por ejemplo.
Nacho Carretero confiesa que nunca ha borrado nada y que el problema es que "los tweets los carga el diablo, porque en muchas ocasiones se sacan de contexto, ya que hay veces que pertenecen a un diálogo que se ignora. A la conversación se une Borja Adsuara, experto en derecho y comunicación digital: "la arqueología tuitera por la que sienten afición algunos, me parece algo entrañable" ya que tienen que dedicar muchas horas de su vida a ver tu timeline.