Frankenstein
Hablamos de monstruos con Álex Hinojo y Álvaro Colomer
Madrid
Y en esta ocasión nos acompañan además Ricard Ruiz Garzón y Álex Hinojo.
Debemos situarnos en 1815, el 10 de abril de 1815, cuando el volcán Tambora (Indonesia) sufre la erupción más violenta registrada en 1.600 años. La erupción levantó tal polvareda que el clima de todo el planeta se vio alterado y, en 1816, Europa sufrió el llamado ‘año sin verano’, por las bajas temperaturas y las dificultades para ver el sol. Precisamente ese verano, el poeta romántico Lord Byron había alquilado una mansión, Villa Diodati, junto al Lago Lemán (Suiza) y allí convivieron el doctor John W. Polidori, el poeta Percy Shelley, la joven Mary Godwin -que luego se casaría con Percy- y la hermanastra de ésta, Jane. Y una noche decidieron que cada uno de ellos escribiría un cuento de fantasmas: Lord Byron escribió uno, Percy Shelley escribió tiempo después ‘Prometeo liberado’, Polidori creó la figura de ‘El vampiro’ y Mary Sheley creó ‘Frankenstein’.
Tan fascinante como la criatura, como el mito, fue el proceso que llevó a su creación. El cine mismo también se ha interesado en diferentes ocasiones por ello. Se acaba de estrenar Mary Shelley, que intenta aproximarse a la vida de la autora tomándose unas cuantas licencias y convirtiendo su vida en una historia romántica y quizá rebajando el carácter subversivo que tenía, convirtiéndola a ratos en una mojigata. El excesivo Ken Russell también se había acercado a las circunstancias que rodearon la creación de la obra en Gothic. Y Gonzalo Suarez lo hizo en Remando al viento. Incluso James Whale empieza La novia de Frankenstein recreando la reunión en Villa Diodati.
La novela de Mary Shelley hace alusión directa al mito de Prometeo, aquel titán que se atrevió a robar el fuego a los dioses para regalárselo a los hombres. Su acción hizo que fuera castigado a un exilio encadenado en el Cáucaso y que los humanos recibieran la caja de Pandora, que contenía todos los males.
El cine mostró un interés por Frankenstein ya desde sus inicios. La primera versión cinematográfica es de 1910. Producida por Edison. En ella Victor crea al monstruo en un caldero, lo que le hace parecer más un mago o un alquimista que un científico. Pero plantea el dilema de preguntar quién es el verdadero monstruo, si el creador o la criatura. Al final de la película Victor se acerca a un espejo, y quien está al otro lado no es él sino el monstruo.
Al poner al monstruo en el centro, sobre todo a raíz del estreno del Frankenstein de James Whale con Boris Karloff, el cine se ha hecho eco de las corrientes de pensamiento del Siglo XX. Nosotros somos el monstruo en tanto que criaturas abandonadas por su creador. El siglo XX ha sido el siglo de la muerte de dios. Podríamos identificarnos con ese doctor que crea vida. Hemos substituido a dios. Y sin embargo nos hemos identificado con el monstruo. Somos esos seres repudiados y abandonados por Dios y exigimos explicaciones.
Frankestein
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