Nuevos interlocutores
Mañana hace un año que el Parlament aprobó dos leyes que pretendían la ruptura institucional de Cataluña con el resto del Estado. Esta ruptura, de por si gravísima en un contexto democrático, fue posible porque los representantes del 50% de catalanes impusieron su apuesta unilateral al otro 50% de la población. Desde entonces vivimos en una escalada de faroles amenazantes desde el independentismo frente a la realidad estatal que, alcanzado el límite de lo jurídicamente admisible, puso sus instrumentos de Defensa Constitucional sobre la mesa eso sí no siempre de la forma más acertada.
Un año después tenemos un nuevo interlocutor en el Gobierno del Estado que apuesta por una nueva estrategia eminentemente política, a pesar de los señores Rivera y Casado. En Cataluña el president Torra en cambio no ejerce como nuevo interlocutor sino como portavoz de la agenda de Puigdemont. En este contexto, Esquerra debería asumir que la traición al proyecto independentista es de aquellos que, pese a su fracaso, mantienen una estrategia de confrontación política y social
Es el momento de cambiar de interlocutor y permitir que Cataluña vuelva a ejercer su autogobierno de forma plena y autónoma.