'Roma' de Alfonso Cuarón gana el León de Oro en Venecia
El cine mexicano vuelve a ganar en el Festival de Cine de Venecia, Alfonso Cuarón gana el León de Oro para una cinta de Netflix en un certamen que ha premiado a Olivia Colman como mejor actriz y a Willem Dafoe como actor
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Venecia
No podía ser de otra manera. Roma de Alfonso Cuarón, la obra maestra de este Festival de Venecia, ha ganado el León de Oro. En un festival que prometió más de lo que pudo dar, dando una lista de grandes nombres, que después fueron difuminándose. Falló Chazelle, falló Nemes y Netflix solo tenía joya: la magnífica Roma. El resto de sus películas se han quedado atrás.
Cuarón ha hecho una película agradecimiento a la mujer que lo cuidó, una mixteca, la plusvalía emocional que ofrecen las mujeres de clases pobres a las familias de clase media alta va más allá de un mero servicio doméstico. Son mujeres que abandonan su vida, su familia y a ellas mismas para cuidar de los otros.
"Hoy es el cumpleaños de Libo, la mujer que me cuidó, Libo no te voy a cantar Las mañanitas, pero esta película es el producto de mi inmenso amor a ti, a mi familia y a mi país. Os amo", decía emocionado en español Cuarón.
Es la película más personal del director de Hijos de los hombres y Gravity, que vuelve a rodar en español, lo que no hacía desde 2001 con Y tu mamá también. También ha incluido el mixteco, lengua de la comunidad indígena del Estado de Oaxaca, a la que pertenecen dos de las protagonistas de la película, las dos criadas, Yalitza Aparicio y Nancy García.
Roma es la plasmación de los recuerdos de la infancia de Cuarón. La historia de una familia burguesa en el México en el año 71, donde los hombres huyen y son las mujeres quiénes salvan la familia. Cuatro hijos, un matrimonio donde el padre se divorcia y se va, una abuela y una criada que cuida a los hijos y también sufre el abandono masculino. Una obra maestra que podría haber ganado en Cannes si Netflix y el certamen galo lo hubieran permitido. De tal manera, Venecia queda aupada y da el premio a una película milagro.
Para el segundo premio, el jurado ha elegido una cinta de época que revoluciona los clichés del cine de reyes y reinas. Yorgos Lanthimos gana el Gran Premio del Jurado con The favourite, su película menos radical, tras Canino o Langosta. Es una disección de cómo llegar al poder a través de dos mujeres, Emma Stone y Rachel Weisz, damas de la corte de la reina Ana Estuardo.
Precisamente la protagonista de esta historia, la británica Olivia Colman, ha ganado la Copa Volpi a la mejor actriz. Colman será uno de los rostros de la temporada, ya que interpretará también a Isabel II en la tercera temporada de The Crown, la serie de Netflix. Colman ha sido de las pocas en cambiar el inglés por un italiano y agradecer el galardón que podría encaminarla hacia los Oscar.
El de Colman es un papel de los que gustan en una ceremonia de premios. Reina, excéntrica, ropajes de época y caras de tarada. Algo similar a la actuación de Willem Dafoe, Copa Volpi al mejor actor, en el biopic que ha levantado Julianne Schnnabel sobre Van Gogh, At Eternity’s gate. Un papel donde va de la locura a la creación artística. Estupendo y previsible premio, a pesar de que Dafoe funde las diferencias entre el ser y parecer en esta interpretación.
Venecia había presentado esta edición número 75 a bombo y platillo, pero le faltaba algo esencial: mujeres. En el año del Me Too, solo una directora fue seleccionada en el certamen italiano, que presume de ser diverso. Jennifer Kent ha recibido el Premio Especial del Jurado, por The Nightingale. "Ojalá en la próxima era haya más mujeres dirigiendo películas", decía Kent.
La cinta se sitúa en 1825 en Tasmania, donde una mujer irlandesa convicta busca venganza por el asesinato de su marido y su bebé a manos de los soldados británicos. En ese camino por medio de la naturaleza y de la guerra, se asocia con un esclavo aborigen, también con cuentas qué saldar. The Nightingale, que ha sido escrutada al milímetro por la crítica más machirula, es un drama fallido. Sin embargo, es a la vez una interesante propuesta antimperialista, antirracista y antifeminista, que bien merece este reconocimiento en un año en que deberíamos cambiar la percepción de género.
Kent ha dedicado el premio a todas las mujeres directoras. La cinta ha logrado una mención más, el premio Marcelo Mastroiani al mejor talento joven para Baikali Ganambarr. Interpreta al aborigen que se une a la protagonista para vengar las matanzas de los soldados blancos ingleses. Un papel que había sido toda una responsabilidad, decía el actor, al interpretar a toda su comunidad.
Menos se entienden los premios de dirección y guion. El mejor director de esta edición ha sido Jacques Audiard, el francés mantiene ese obsesión por encontrar el origen de la violencia en sociedad en su wéstern Los hermanos Sisters. Es una cinta itneresante, bien rodada e interpretada por Joaquín Phoenix y John C. Reilly, pero menos arriesgada que otras propuestas, como Nuestro Tiempo de Reygadas o Sunset de László Nemes.
También ha dejado frío el premio al mejor guion para los Coen, por su irregular antología del wéstern, The Ballad of Buster Scruggs. Una película menor, con muchos problemas entre sus capítulos y sin unión entre ellos. No es de extrañar que a Netflix le interesa más Venecia que Cannes, ya que la Mostra siempre ha sido un excelente trampolín para los Oscar, el nuevo objeto de deseo de la plataforma de streaming, que al dinero y a las visitas, quiere sumar el prestigio que dan los premios y los festivales.
Para los Oscar sale reforzada la cinta de los Coen, que en un principio se dijo que sería serie de televisión. También Roma, pero lo tiene más difícil, hablamos de una cinta en español y blanco y negro que todavía México no ha decidido si la mandará a los Oscar. "Es un fresco de un país y a la vez un retrato íntimo que todos deberíamos ver para entender el pasado y el presente", justificaba el premio Guillermo del Toro. Seguro habrá quien recrimine a Del Toro, por haber premiado a su amigo y paisano Cuarón, o haber premiado una serie de Netflix. Las conspiraciones podrían ser válidas, si Roma no fuera tan inmensa como es.