De la conspiración al máster
El camino es meteórico pero requiere mucho esfuerzo y abnegación. Tantas que resulta imposible dedicarle la misma energía a lo que suelen hacer los demás chicos a esas edades: estudiar
De la conspiración al máster
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El manual para hacerse una rápida carrera política en España es bien conocido. Se trata de entrar en las juventudes de algún partido, rápidamente foguearse ahí en conspiraciones, batallas encarnizadas o congresos a cara de perro. Si el interesado logra destacar, pronto aparecerá de entre los mayores algún padrino o madrina en busca de sabia nueva para la organización. Y en poco tiempo nuestro joven, antes de los 30, será concejal, diputado o con algo de suerte asesor de un gran dirigente.
El camino es meteórico pero requiere mucho esfuerzo y abnegación. Tantas que resulta imposible dedicarle la misma energía a lo que suelen hacer los demás chicos a esas edades: estudiar. Así que llega el momento en que esta flamente promesa de la política siente el prurito de justificar alguna calificación académica. La experiencia en peleas de aparato no contabiliza en ninguna institución conocida, pero la red de contactos forjada en pocos años ya hace milagros. Por ejemplo que consigas un máster sin dar un palo al agua o acabar una carrera en un plazo propio de una mente de premio Nobel