Hija, no me pegues
Cada día se presenta una docena de denuncias de padres que son pegados por sus hijos; ¿De dónde puede venir esa violencia?
undefinedLa ventana
Madrid
Estoy seguro de que en la lista de pesadillas de muchos padres aparece ese momento en el que un hijo o una hija les levantan la mano; o les insultan; o les maltratan sicológicamente. O todo a la vez. Pero si alguna vez nos ronda por la cabeza, casi todos tendemos a pensar: “bueno, eso es muy exagerado. A mí no me pasará”. Pero pasa, ya lo creo que pasa. Y acabas deseando que ese maltratador precoz salga de tu casa.
Es duro, ¿verdad? Es muy duro escuchar esto. Pero es una realidad que existe y que no podemos ignorar porque va a más; se presentan una docena de denuncias cada día y se cree que esa situación la viven o la sufren entre el tres y el siete por ciento de las familias. Y claro, ante esto lo más importante es buscar vías de ayuda: para los padres agredidos y para los hijos agresores.
Hoy visitaremos un centro de internamiento para esos adolescentes problemáticos, conflictivos al límite. Y aprovecharemos para preguntarnos: ¿de dónde puede venir esa violencia? Hablaremos con un fiscal que busca parte de la respuesta en lo que él mismo define como padres consentidores; aquellos que son incapaces de negar nada a sus hijos, de llevarles la contraria, de frustrarles en definitiva se supone que con la mejor intención, pero que les acaban convirtiendo o ayudan a convertirles en personas indeseables. Creo que merece la pena que les escuchemos a todos, porque los problemas no hay que elevarlos a la categoría de drama pero tampoco ignorarlos. Hay que mirarlos de cara, hablar de ellos y con este en concreto creo sinceramente que nos jugamos parte de nuestro futuro.