Luis G. Montero: "La literatura te enseña a creer en el relato humano, no en su mercantilización"

Madrid

Bajo el seudónimo de 'El farero', Luis García Montero comienza a conversar sobre su relación con los faros: "Son lugares en los que he sido muy feliz y tengo un gran recuerdo de poemas como el Soliloquio del farero, de Luis Cernuda".

- ¿Has decepcionado a alguien con tu incursión en política?

Siempre he creído que es muy peligroso degradar la política y en eso soy muy machadiano. Machado advertía a sus alumnos: "Mucho cuidado con aquellos que os digan que no os matáis en política porque eso significa que quiere hacer la política sin vosotros y contra vosotros". Con toda la prevención yo reivindico la política y, si a alguien decepcioné por mi compromiso político, pido disculpas por ser honesto conmigo mismo.

- ¿Cómo ves la universidad después de 40 años dando clase?

Me parece que es un ámbito que exige mucha dedicación y mucha profesión, y que hay mucha gente decente trabajando. En España lo que funciona es la Universidad Pública y por eso es tan triste que haya habido sectores que se hayan dedicado a corromper la vocación universitaria falsificando documentos. Muchos de los problemas del máster famoso es que hay un proceso de mercantilización de la universidad, por lo que se reducen los estudios de licenciatura. Por otra parte, me preocupa que cada vez hay más jóvenes explotados, con menos derechos, utilizados para cubrir plazas de becarios sin dignidad laboral.

- ¿Te da miedo el paso del tiempo?

Uno se acostumbra y yo estoy ahora en un momento en el que me permito hacer chistes sobre el paso de la edad. Creo que hay latiendo un diálogo generacional muy importante y, si yo quiero aportar cosas nuevas, lo hago desde mi tradición. Uno de los problemas de esta sociedad es que estamos mercantilizando hasta el tiempo y solo tiene importancia el instante. Corremos el peligro de que haya mucho joven hedonista que piense que está inventando el mundo y frente a eso mucho viejo cascarrabias que cree que los jóvenes son tontos. La literatura te enseña a creer en el relato humano, no en su mercantilización.