Ninguna solución es buena pero hay que elegir

La propuesta de presupuestos para 2019 del Gobierno de Sánchez supone una verdadera reorientación económica de nuestro sistema. En el ámbito de las políticas públicas, implicaría aumentos de gasto en prestaciones sociales centrales en nuestro estado del bienestar, que se vieron fuertemente afectadas por los recortes, incluidas, por cierto, medidas dirigidas a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.

Este borrador ha sido pactado, hasta el momento, con Podemos. Sin embargo, se ha abierto un debate sobre si su líder, Pablo Iglesias, debía hablar sobre ellos con el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, que está en prisión. La apuesta unilateral de los líderes independentistas supone una importante traba para convertirlos en interlocutores válidos. Ahora bien, la alternativa es perder estos presupuestos y su reorientación social. Estamos en una situación en la que ninguna solución es buena, pero hay que elegir. O bien hablar, e incluso pactar contenidos presupuestarios, con los partidos independentistas (con la incertidumbre de saber cuál su hoja de ruta); o bien, dejarse arrastrar por la competición entre las derechas, poco interesadas en este momento en encontrar puntos de consenso con el Gobierno, ni en lo económico ni en lo político.