Te lloraremos con nuestra mejor sonrisa
Los pensamientos de Carmen Alborch estaban construidos con materiales de alta calidad: la defensa de la democracia, las artes, la belleza, la pasión de vivir y los derechos de la mujer
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Madrid
Murió nuestra muy querida Carmen Alborch y hasta las lágrimas nos brotan en tecnicolor. Una mujer luminosa, cuya permanente sonrisa se explica con la famosa frase de Marco Aurelio: “La alegría de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos”. Porque los pensamientos de Carmen estaban construidos con materiales de alta calidad: la defensa de la democracia, las artes, la belleza, la pasión de vivir y los derechos de la mujer, por los que luchó sin desmayo en todos los terrenos.
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Era valiente, como demostró al abandonar su zona de confort en el Instituto Valenciano de Arte Moderno para subirse al potro de tortura del último gobierno de Felipe González, cuando sobre él caían rayos y centellas. Aún en su fase final, herida de desengaño político, mantuvo su gesto risueño y la cordialidad con todos, como si, no siendo ingenua en absoluto, hubiera decidido montar guardia en aquellos carteles naíf de José Ramón de las primeras elecciones con pájaros flores, arcoíris… para ayudarnos a recordar en este tiempo ramplón, tiempo de bocazas y de palabras fétidas, que la política puede ser también transparente, puede ser también agua limpia. Adiós, querida Carmen, te lloraremos con nuestra mejor sonrisa.