Marimar, la traumatóloga
Pascual Donate, compañero de Cadena SER, habla con Marimar, una traumatóloga a la que se le hace de día arreglando huesos. Trabaja en Talavera de la Reina (Toledo) y tiene en su casa un esqueleto de verdad
¿Te llegan muchas fracturas al hospital producidas por situaciones un poco idiotas?
Marimar, la traumatóloga
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No necesariamente idiotas. Hay fracturas que con una férula o un yeso se pueden tratar; pero otras son de envergadura y requieren tratamiento quirúrgico incluso, de urgencia. Todo depende de la gravedad del proceso.
Para hacer la carrera de Medicina, cada estudiante tiene su propio esqueleto, la mayoría de plástico, a poder ser. Pero tú tienes uno de verdad.
Sí. Es verdad que hoy en día las tiendas que venden los libros de Medicina te ofertan los esqueletos, que no son baratos precisamente para los estudiantes, eso debería de tenerse en cuenta. En mi caso, es un esqueleto de verdad. No está completo, pero tengo lo más representativo de cada zona: un hueso de cada parte del cuerpo sí que lo tengo, y el cráneo, que es lo más llamativo.
Hoy en día es más difícil, porque antes la gente se dirigía a los cementerios, había unas zonas de fosas comunes, que nadie reclamaba, y con un permiso del ayuntamiento se podía obtener los huesos de allí. Ahora eso es mucho más difícil y tener en un domicilio huesos que pertenecen a alguien puede ser problemático.
Lo ideal sería llevar esos huesos de verdad al departamento de Medicina Legal y Forense de la Complutense, que es donde yo estudié, y dejarlos allí para que otros estudiantes puedan avanzar con ellos. Lo que pasa es que yo le tengo cariño y no quiero desprenderme de él.
¿No te da mal rollo? ¿Es ya como uno más de la familia?
Efectivamente, es al contrario. El esqueleto en la casa tiene un sitio bien cuidado, aunque está en un armario, claro, no va a estar visible. A mí me da muy buen rollo, no tengo ningún problema con él, siempre lo he tratado muy bien. Nosotros los médicos somos muy prácticos, no tenemos ese sentimiento que le puede dar una persona de la calle de “qué mal rollo, un hueso, un esqueleto de verdad, qué puede pasar…”.
¿Y tiene nombre tu esqueleto?
Sí, se llama Federico.