¿Qué ha pasado con el impuesto hipotecario?
Alberto Pozas, compañero de Tribunales de Cadena SER, nos explica el lío en el que se ha metido el Supremo con el impuesto hipotecario y en qué consiste el impuesto exactamente
Sergi Albir / Archerphoto (Getty Images)
Alberto Pozas, nuestro compañero de Tribunales en Cadena SER, habla hoy del impuesto hipotecario. Por si no os habéis dado cuenta, la gente está tirando a enfadada con este tema. En quince días, el Tribunal Supremo ha jugado al ping-pong con una factura de unos cuántos euros: 5.000 millones de euros.
¿Qué ha pasado con el impuesto hipotecario?
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El caso es que lo que ha pasado es muy difícil de explicar: nos cuesta entenderlo a los que no somos jueces y, por lo que nos cuentan, algunos jueces del Tribunal Supremo todavía están frotándose los ojos. La tramitación de este caso empezó siendo inédita y ha terminado en sainete.
El 16 de octubre de 2018, después de más de 20 años cobrándoselo al cliente, el Tribunal Supremo decide que el impuesto hipotecario lo paga el banco. ¿Pero qué es exactamente el impuesto hipotecario? Su verdadero nombre es el impuesto sobre actos jurídicos documentados, y es el que paga alguien por ir a un notario y elevar a escritura pública una hipoteca. Depende de en qué comunidad autónoma vivas, oscila entre el 0’5 y el 1’5% del total, varios miles de euros en general.
El 18 de octubre de 2018 se desata el caos, los bancos se despeñan en Bolsa, los españoles descubren de repente que viven en la más absoluta inseguridad jurídica. Un día más tarde, vuelve la normalidad, los mercados se calman, la Bolsa remonta y todos (o casi todos) contentos. El Presidente de la Sala, Luis María Díez-Picazo, no queda demasiado convencido con la jurisprudencia que él mismo encargó y lo lleva a pleno. El resto de la historia ya lo conocemos.
El Presidente del Supremo pidió perdón y lanzó un mensaje de tranquilidad. Y ayer, sin embargo, pasó lo que pasó. El caso es que, según el Supremo, vuelven a pagar los clientes. O no, que ahora el Gobierno va a cambiar la ley otra vez. En fin, esto no hay quién lo entienda.
