Los jueces se irritan con los partidos
Josep Ramoneda analiza las quejas de los jueces sobre el reparto de cargos llevado a cabo entre el PSOE y el PP por la renovación del Consejo General del Poder Judicial, las luchas internas en las filas independentistas por las listas de las elecciones europeas y el tercer aniversario del atentado en la Sala Bataclan
Los jueces están irritados con los partidos
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Barcelona
Los jueces están irritados con los partidos. Y algunos ya no se callan. Cierto que con la crisis de las hipotecas el poder judicial culminó un proceso de preocupante descontrol y deterioro. Pero PSOE y PP han aprovechado el clima creado para saltar sobre el enfermo. Y nos han regalado una exhibición de prepotencia. Si el problema estaba en las dudas sobre la independencia del poder judicial, estas han quedado despejadas. El poder ejecutivo decide, anulando de facto la norma que dice que el presidente lo elegirán los jueces. ¿A qué viene tal descaro? ¿Han sido PSOE y PP víctimas de un ataque de nostalgia bipartidista? ¿Realmente creen que pueden seguir repartiéndose el control del Estado como venían haciendo hasta el estallido de 2011? ¿Y que todos, jueces y oposición, tienen que quedarse callados? La situación de la justicia hoy es peor que ayer, y esta vez –y no es la primera- no es imputable a los jueces, si no a los políticos. No me extraña que salgan voces judiciales invitando a plantar cara. La pena es que sus colegas no les seguirán. Pero sería un buen escarmiento votar a otro presidente.
A pasos acelerados, la rama conservadora del independentismo, cautiva de los intereses personales de Puigdemont, está perdiendo la compostura. Ahora mismo, su estrategia tiene un solo objetivo: frenar a Esquerra Republicana. Puigdemont sabe que si el sorpasso se confirma, el mundo exconvergente entra en barrena y a él se le apaga la lucecita. De ahí la extravagancia de la última propuesta que viene de Bruselas. Dice Puigdemont que solo sería candidato a las europeas como segundo de una lista unitaria, detrás de Oriol Junqueras. Una ocurrencia, como dicen en Esquerra. La unidad del independentismo como jaula en la que atrapar al socio, visto ya sin ambages como adversario.
Tercer aniversario del atentado del Bataclan. Dice el psicólogo Feti Benslama, en Le Monde: "Un joven radicalizado al que traté me dijo: «Amo el odio porque me hace más fuerte». Quien da miedo impresiona a sus semejantes: se hace temer. A menudo, estos jóvenes se detestan a sí mismos y el encuentro con la radicalización les permite girar el odio contra los demás. Y descubren que son tomados en consideración, por el terror”.