Francisca Aguirre: "Todo el que no recuerda, repite"
La escritora, poeta y ganadora del Premio Nacional de las Letras habla sobre las dificultades que tuvo que afrontar en su vida y cómo eso influyó a su trabajo literario
Macarena Berlín, junto a Paca Aguirre en su casa de Chamberí. / Laura Coronado Requena, Carmen Fernández Medina
Madrid
Francisca Aguirre recibe a Macarena Berlín en la casa en la que lleva viviendo desde los años 40. Una casa garante de arte, como ella misma dice, y en la que se nota la esencia de su dueña, "puedes estar segura de que a mi me gusta la literatura y de que he trabajado de ello". Un hogar cuyas paredes se han convertido en grandes estanterías. "Ya no podemos meter aquí ni un libro más, o salimos nosotros o salen los libro".
"El ser humano es especial"
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El jurado le ha otorgado el Premio Nacional de las Letras por estar su poesía entre la desolación, la clarividencia, la lucidez y el dolor. La autora dice reconocerse totalmente en esas palabras.
Francisca tuvo una infancia muy hermosa, como ella asegura, hasta el asesinato de su padre, el pintor y miembro del gobierno republicano Lorenzo Aguirre, ocurrido tras la Guerra Civil. La poetisa comenzó a trabajar a los 16 años, como consecuencia del hambre, "nos quedamos con el cielo y la tierra encima, sin nada más". La educación de su madre determinó su vida, su estilo y su poesía, y añade Aguirre que su matrimonio con el también poeta Félix Grande le influenció positivamente en ello.
El acta del galardón reseña que las palabras de la poeta están situadas entre la conciencia y la memoria. "Todo el que no recuerda, repite". Dice Francisca que además, "generalmente las repeticiones son en lo malo".
Antonio Machado y las mujeres son clave en la obra de Francisca Aguirre. La autora asegura que escribe para no andar a gritos, "es cuestión de tomárselo con calma y escribir cuatro o cinco líneas venenosas de esas que le pican a la gente". Además de escribir, le tranquiliza leer y su pasión es la música, algo que califica como su salvación. Entre sus favoritos destaca a Schubert o a Beethoven. Cuenta que desde pequeña los ha escuchado tirada en el suelo de su casa junto con sus hermanas. "No teníamos para comer pero sí para enchufar la radio que le habían regalado a mi abuela". Es uno de los recuerdos más valiosos que tiene.
La escritora afirma que la edad le ha dado sosiego y que la lectura le hace la vida más bonita. Dice no soportar perder el tiempo con tonterías, pero sí con gente inteligente y además, “hacerlo a conciencia”.
Si estamos hechos de palabras, "reunión de muchos" son las que más representan a Francisca. Comenta que siempre se dice que "reunión de muchos, oveja muerta" pero para ella, es tan solo "tacita de café y bailoteo".