Cuando muera Chueca
Un ensayo del escritor y antropólogo Ignacio Elpidio en el que habla del sexilio y de la necesidad de descentralizar los espacios conquistados por la diversidad
Madrid
Desde hace más de tres décadas, el madrileño barrio de Chueca es un referente a favor de las minorías afectivas y sexuales. El Orgullo LGTBI, en Madrid, fue visitado por más de 2 millones de personas en todo el mundo. Como Chueca, existen espacios conquistados por las minorías sexuales en todo el mundo. Sobre este escenario ha escrito Ignacio Elpidio Domínguez. Macarena Berlín y Fran Pastor entrevistan al ensayista y antropólogo.
"No se me ocurre una comunidad autónoma sin asociaciones que busquen expandirse y crear espacios seguros por todas partes"
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En su ensayo, Cuando muera Chueca, Ignacio afirma que barrios como este tienen un principio, pero también deben contar con un final. "Si Chueca respondía a la necesidad de tener un espacio propio, un espacio seguro y todos los espacios empiezan a ser seguros, deja de ser tan necesario".
El escritor considera que "aunque este barrio muera desde el punto de vista del activismo, siempre va a estar vivo aunque sea para el turismo". Nos habla de la vitalidad y el color que caracteriza a este barrio en la actualidad y del que no gozaba en los años 70 y 80, época en la que, según nos cuenta Ignacio, perdió un 40% de su población, en su mayoría gente joven.
En su obra, habla del sexilio, acudir a espacios concretos para poder mostrarnos libremente. Este concepto gira en torno a aquellas personas que viven en pueblos pequeños, donde la diversidad es menos aceptada, y tienen la necesidad de irse a ciudades grandes como Madrid o Barcelona para poder expresarse con total libertad. "El hecho de que haya personas que tengan que venir a vivir a Madrid o Barcelona o Bilbao… porque en su lugar de origen no se sienten agusto, es malo", afirma Ignacio. "Todo lo que sea acabar con esa necesidad a mí me va a gustar".
Algunas ciudades siguen soñando con tener su propio Chueca en vez de intentar luchar contra el sexilio. "Yo creo que imitar a Barcelona o Valencia es un error si son ciudades diferentes, y lo son. Pero pueden aprender de las cosas buenas". El ensayista pone como ejemplo que las diputaciones provinciales celebren sus orgullos en sitios más dispersos, más descentralizados. "No limitarnos a una capital, sino expandirnos". Ignacio agradece que España esté llena de asociaciones que trabajan en favor de esta idea. "No se me ocurre una comunidad autónoma sin asociaciones que busquen expandirse y crear espacios seguros por todas partes".
Habla también de las nuevas formas que tiene el colectivo para relacionarse en el siglo XXI, como son, por ejemplo, las aplicaciones móviles. "Hay estudios, sobre todo en Francia, de cómo las aplicaciones han ido matando algunos barrios porque ya no hacían falta". Sin embargo, opina que "no es tan directo". Considera que este tipo de aplicaciones no siempre se usan para establecer relaciones sexuales, sino que también "pueden querer conocer amistades, crear grupos o incluso asociaciones o partidos políticos".
Ignacio considera muy importante la capacidad de adaptación de los bares y comercios para sobrevivir a la descentralización de estos encuentros. "Va a haber algunos bares que se adapten bien y otros que no". Para él, "la adaptación pasa por acoger a otras personas".