¿Quién manda hoy en el independentismo?
Josep Ramoneda analiza las distintas posturas dentro del independentismo ante las posibles protestas del 21 de diciembre en Barcelona por el Consejo de Ministros, las presiones de los barones del PSOE para que Sánchez aplique mano dura en Cataluña y las formas de Pablo Casado en el Congreso
¿Quién manda hoy en el independentismo?
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Barcelona
Anuncio de protestas varias ante la reunión del consejo de ministros del día 21 en Barcelona, entre muestras de inquietud en amplios sectores del independentismo conscientes de que cualquier desborde les iría en contra. Joan Tardá lo ha explicado con su natural franqueza: "Creo que la República no la construiremos con pasamontañas sino por acumulación de fuerzas." Con lo cual se impone una pregunta: ¿quién manda hoy en el independentismo catalán? Con Torra enquistado en su peculiar concepción de la ética de los principios, se echan de menos voces que, desde la ética de la responsabilidad, impongan la autoridad necesaria para que la situación no se les escape de las manos. ¿O alguien puede ser tan insensato como para creer que sería mejor para el independentismo afrontar el juicio en enero con la Generalitat intervenida? Confiemos en que los mossos tengan razón. Y que sea cierto que hay más ruido en las redes que posibilidad real de crear barullo. En cualquier caso, harían bien gobierno español y gobierno catalán en ir de la mano para salvar esta cita. Se la juegan los dos. Si hay lío, la derecha y parte de los suyos saltarán sin piedad contra el presidente Sánchez.
Los barones del PSOE no pierden ocasión de dar rienda suelta a su resentimiento con Sánchez y complicarle la vida. No le perdonan que les desafiara, les ganara y osara cambiar el partido que ellos habían llevado a una ruina imparable. Lambán y García Page han tenido la ocurrencia de pedir la ilegalización de los partidos independentistas, es decir, excluir del sistema político a un par de millones de personas. ¿Y seguirían hablando de democracia? Es triste que haya socialistas prestos a hacer el trabajo sucio a la derecha, en vez de ayudar a Sánchez a encontrar lo que este país necesita: una vía para una solución acordada.
Parte de la prensa de derechas se rinde con entusiasmo a la elocuencia parlamentaria de Pablo Casado. Habla sin papeles, dicen, rozando el éxtasis. ¿Para que los necesita, si vive de un solo tema y siempre dice lo mismo?