Salvar a Sánchez para evitar que vuelva la derecha
Josep Ramoneda analiza los últimos movimientos de acercamiento y distensión por parte del Gobierno de España y la Generalitat de Cataluña, el abandono de la huelga de hambre de los políticos catalanes presos y los homenajes a Laura Luelmo
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Barcelona
Encuentro entre los presidentes Sánchez y Torra, aprobación del techo de gasto de los presupuestos del estado por parte de los parlamentarios independentistas, apelaciones constantes de líderes soberanistas a la moderación en la calle, algo se mueve. Por lo menos parece que se dibuja un primer y modesto objetivo: salvar a Sánchez para evitar que vuelva la derecha. Por algo se empieza, sin que esté garantizado nada. El primer semestre de 2019 será difícil: con el juicio a los presos independentistas como telón de fondo dominando la escena durante meses y con una campaña electoral de larga duración en que, aprovechando la presencia de Vox, se augura un despliegue sobre la piel de toro del discurso de extrema derecha, alentado desde sus terminales extranjeras, con Bannon al frente. ¿Es imposible pedir una pausa a las fuerzas democráticas de todos los bandos para crear un mínimo espacio político compartido que nos salve de los peores augurios? Sería la oportunidad de conocer cuáles son los verdaderos límites e intenciones de cada cual, en un momento en que ya suenan los acordes del autoritarismo postdemocrático.
Los presos independentistas anuncian el abandono de la huelga de hambre. Una decisión debidamente preparada, prologado por una petición de los expresidentes de la Generalitat. Y que hay que situar en la serie de gestos de distensión acumulados en las últimas horas. La justicia no entiende de protestas y hoy mismo el Constitucional ha rechazado el recurso que pedía la libertad provisional de Jordi Sánchez. Pero, como algunos juristas vienen repitiendo, sería una medida sensata para el desarrollo del proceso que el Supremo concediera la libertad a los presos antes de la vista pública. El tribunal ganaría credibilidad y quizás se ahorraría algún disgusto en episodios posteriores: cuando en Estrasburgo se dirima el último acto.
“Laura quiso ser valiente y ser libre, pero no todo el mundo estuvo de acuerdo con ello”. Estas palabras son del homenaje a Laura Luelmo en el Colegio en que estudió. Así es: hay gente que odia a las personas que son libres, que no soporta la autonomía de los demás, y muy especialmente si son mujeres. Gente incapaz de realizarse por sí misma que descarga su frustración matando.