Blur perdió la guerra del britpop (y hemos ganado todos)
Dedicamos este Sofá Sonoro especial a recorrer los treinta años de carrera de Blur, una de las bandas inglesas más importantes de todos los tiempos
Graham Coxon, Alex James, Damon Albarn and Dave Rowntree en una fotografía de 1995 / GETTY IMAGES
Madrid
Pocos viajes musicales son tan trepidantes como el que protagonizó Blur. La banda inglesa comenzó hace treinta años y su historia está marcada por los vaivenes y por su resistencia a morir, a encallarse.
La banda de Damon Albarn comandó la revolución musical que se vivió en Reino Unido en los años 90. En aquella década grabaron seis de sus ocho álbumes, pero Blur quiso trascender más allá del britpop y más allá de los noventa.
La historia de Blur queda inexorablemente unida a la batalla que los enfrentó a Oasis por el trono de la música inglesa. Aquella batalla, la batalla del britpop, fue para Blur, que, sin embargo, perdió la guerra frente a los hermanos Gallagher. Tras caer derrotados y convertirse en unos parias, los chicos de Essex dieron un vuelco a su sonido y crecieron como banda dejando atrás todo tipo de etiquetas, girando con cada disco hacia nuevas direcciones.
Como motivo de sus treinta años de carrera recorremos su obra disco a disco en compañía de dos grandes conocedores de su obra, Carlos G. Cano y Pablo González Batista, además de contar con los reportajes de Lucía Taboada y el productor Guille Mostaza.
Los inicios de Blur
Los chicos de Blur eran amigos antes que compañeros de banda y esa condición marcó sus relaciones y las tensiones que les enfrentaron. Lucía Taboada nos recuerda cómo fueron sus inicios y el camino hasta que grabaron Leisure, su primer disco.
Cuando Blur miró a América
Tras presentar su debut, Blur miró a su casa, a bandas como los Kinks o los Beatles para volverse, como explicaba su cantante, insolentemente británicos. Sus siguientes tres álbumes miraron a casa, a los sonidos puramente británicos. Sin embargo, tras perder la batalla del britpop, Blur miró a América y grabó su disco homónimo, un peculiar cambio de sonido que el productor Guille Mostaza nos detalla.
