Amos Oz. Una brizna de luz en un mundo conflictivo
El periodista y escritor israelí miraba siempre al interior de la persona y veía los mismos problemas de odio, de temor y de soledad
Madrid
"Los israelíes y palestinos no son una familia, sino dos familias infelices. La pequeña casa en la que viven debe dividirse en dos apartamentos aún más pequeños, en los que puedan convivir como vecinos. Es dolorosamente simple porque no hay otro camino". Estas son palabras de Amos Oz, quien falleció el pasado 28 de diciembre, hace apenas una semana, a los 79 años. Antonio Rubio Campaña y el periodista Felipe Sahagún hablan con Macarena Berlín sobre el escritor y periodista.
"Los israelíes y palestinos no son una familia, sino dos familias infelices"
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Con él, se marchan una decena de galardones de reconocimiento internacional. En España, hace ya más de diez años, le concedieron el premio Príncipe de Asturias de las Letras. "Fue candidato al Nobel, e incluso podría haber sido candidato al premio de la paz", dice Antonio Rubio. Amos Oz desconfiaba de los mundos perfectos.
"Él, como tantos otros, quizás todos los grandes visionarios, tenían dos personalidades en una porque, a pesar de todos los tropiezos y todas las realidades tan cruentas que tuvo que vivir casi desde su nacimiento en Jerusalén, nunca perdió la esperanza", cuenta Felipe Sahagún. Sin embargo, duda si "esa esperanza en que la solución estaba en dos estados y en la reconciliación final se había perdido para siempre".
"Miraba siempre al interior de la persona y veía los mismos problemas de odio, de temor, de soledad". Habla de su obra, tanto ensayos como novelas, y de cómo separaba de forma muy clara la parte política de la parte humana, dejando muy claro lo que era ficción y lo que no lo era.
Además de escritor y novelista, Amos Oz fue un periodista que publicó en varios medios muy dispares, como el New York Times o El País, así como en diferentes periódicos israelíes. "Utiliza el cuento como un elemento para llegar a un mayor público", dice Antonio.
Felipe Sahagún habla también del estilo literario del periodista, quien "utilizaba la metáfora y un lenguaje muy sencillo". Cuenta cómo se perdió por las calles de los más fanáticos extremistas judíos "para poner sus voces y sus contradicciones al descubierto". Compara al periodista con Gabriel García Márquez y con el alemán Günter Grass.
Amos Oz "utilizaba el contacto, la entrevista, la relación, baja a la calle, se mancha los pies, toca la sociedad que él está viviendo y lo traslada luego a la narración", cuenta Antonio. Por último, Felipe Sahagún concluye con una reflexión sobre la trayectoria profesional y personal del periodista: "Toda la vida de Amos Oz fue una lucha por arrojar una brizna de luz en este mundo tan oscuro en el que nos movemos y sobre todo se mueven en los lugares más conflictivos".